Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)
Cada vez que el presidente es cuestionado por números adversos en la economía nacional su respuesta es automática: “Las remesas están alcanzando cifras record. Nunca había llegado esa cantidad de dinero a México. Los paisanos son héroes vivientes. Las remesas son el principal ingreso del país: gracias a ellas la economía popular se fortalece y el consumo no se cayó”.
Por alguna extraña razón. López Obrador decidió que las remesas serían un indicador de la salud de la economía nacional. Dos años de mañaneras así lo demuestran. Las remesas no son otra cosa que el dinero que mandan los trabajadores mexicanos en el extranjero; por su número, sobresalen los trabajadores mexicanos en Estados Unidos. Según cifras del propio gobierno, los años del 20219 y 2020 alcanzaron cifras históricas (36,493 en el 19 y 40,574 en el 20). Hay varias lecturas que se le pueden dar a este fenómeno.
La economía moral, creada por López Obrador, presume atender el bienestar de los mexicanos, a la base de la pirámide, a los más pobres y crear oportunidades para los más necesitados. Si esto fuera así, las remesas no tendrían que aumentar, deberían disminuir. Las remesas aumentan ante la falta de dinero entre las comunidades más pobres. Los escases de trabajo y recursos en México obligan a los migrantes a realizar un esfuerzo extraordinario, en plena pandemia, con la economía del mundo colapsada (incluida la de Estados Unidos) para solventar la falta de dinero entre los suyos. Los programas sociales, además de insuficientes. Son un espejismo de bienestar.
Por otro lado, la economía moral asume como postulado que los mexicanos ya no tienen que migrar porque son felices en sus localidades. EL gobierno es tan bueno y exitoso que unos cuantos pesos en programas sociales evitará la migración. Una vez más. El aumento en la cantidad de remesas azota con fuerza esa tesis. Los mexicanos podrían estar saliendo más de sus comunidades, y proceso, hay más mexicanos en el extranjero mandando dinero a los suyos.
La economía moral plantea una alternativa al modelo neoliberal. Busca ser una escuela de pensamiento económico de exportación (palabras del propio presidente); sin embargo, una vez m.as las remesas destruyen la narrativa de la cuatroté. Como lo mencionamos anteriormente, las remesas se generan en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos. Una vez más, el país más neoliberal del mundo permite que los mexicanos generen riqueza en su territorio y la manden a México. El neoliberalismo brinca en auxilio de la fallida economía moral. El sistema económico neoliberal norteamericano le tiende un salvavidas a la visión paternalista del gobierno mexicano.
Presumir las remesas equivale a aceptar que resuelves un problema de salud pública comprando más ataúdes. La economía de México va mal. Por más que el gobierno quiera vender narrativas de variables exógenas de supuestos éxitos, la economía nacional va muy mal. La necedad de no modificar sus decisiones es tan evidente que, hasta los fracasos, los toman como logros. Las remesas son el fracaso de la economía moral.