Columna: Sofismas de ocasión
Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)
Las sectas son organizaciones religiosas que se apartan notablemente de doctrinas tradicionales; si bien, su formación teológica nace de enseñanzas comunes en la espiritualidad terminan por formar sus propios dogmas y canon. Los miembros de las sectas, por lo general, son mucho más fanáticos que los de su contraparte religiosa tradicional. El miembro de la secta es mucho más virulento a la hora de defender sus convicciones o entregar su lealtad al principio de creencias sobre el que basa su fe. El sectario no da lugar a gritas en su fe.
La historia nos enseña que los sistemas de creencias religiosas más exitosas de la humanidad tienen sus mayores expansiones cuando incorporan a sus enseñanzas el odio y la venganza (sobre todo en las religiones occidentales). El cristianismo tuvo el inicio de su auge cundo el imperio romano lo adopto como religión oficial y nunca llego a ser tan poderoso como cuando incorporó las torturas de la inquisición. La gente aprovechó la venganza que le otorgaba Torquemada para ganarse el cielo. Nada tan estimulante como ver a los fifís de tus vecinos pasar por el desollamiento público para pagar por el descaro de tener mejores cosas que los aldeanos comunes.
Algo similar ocurre son el islam. Los orígenes en común con el judaísmo tienen pinceladas de amor irrestricto a la deidad única y omnipotente, pero su verdadera expansión comienza durante la edad media. Diferentes formas de interpretar el islam derivaron en sectas violentas. En pleno siglo XXI matar a pedradas a mujeres sigue siendo una práctica tolerada por esa religión. Curioso que los países con mayor fanatismo al islam utilicen la venganza y el odio como gasolina primigenia para mantener a sus bases de fanáticos.
De lado de la política, los movimientos surgidos del odio, la venganza y el revanchismo tuvieron una aceptación tremenda a lo largo y ancho del mundo. Desde el comunismo, franquismo, nacismo fascismo et al, hasta los modernos trumpismos, MAGA, Frente Nacional Francés, Foro de Sao Paulo, etc. El odio y el rencor son grandes herramientas de control político – religioso. Cuando ambas armas se combinan podemos estar ante una fuerza brutal de manipulación de masas. Las sectas son producto de la religión, pero nada impide que los híbridos políticos religiosos puedan surgir: Sectas Seglares o Sectas Cívicas.
Las sectas seglares, al igual que las religiones tradicionales, inician con principios que parecen buscar el bien común, ser mejores como sociedad, encontrar el equilibrio comunitario o combatir las aberraciones de sistemas políticos en decadencia. Todo parce alienado por personajes moralmente impolutos. Una vez que inician con esta plataforma, poco a poco incorporarán otros elementos emocionales: “la desigualdad tiene su origen en seres malvados; la vida es difícil por que otros te arrebatan lo tuyo; es muy difícil progresar es mejor costumbre a lo que tienes, pero evitemos que otros tengan más que tú”.
Esas enseñanzas van creando el punto de ebullición de la secta seglar. Los fanáticos toman sus posiciones y no dejaran que nadie se interponga en su dogma. Los cambios son tas sutil que es difícil percibir cundo pasaron de la lucha por ser mejores a tolerar todo bajo la única condición que a otros les vaya mal, que sufran el igual que ellos.
Toda secta necesita propagandistas. Estos se encargan de normalizar los sentimientos de odio y venganza. Está bien sentirse así. Mereces satisfacción por la desgracia ajena, sobre todo si ellos antes gozaron; hoy les toca sufrir. Eso debe hacerte feliz. Tú no puedes tener lo que ellos tenían, pero si podemos conseguir que tengan tan poco como tú
El fin último de las sectas seglares termina siendo odio y la revancha. Esos sentimientos tienen más poder. Ellos lo saben. Las religiones comienzan su decadencia cuando permiten las libertades. Las libertades permiten pensar, disentir y dialogar; las religiones necesitan obediencia ciega para existir. Las sectas seglares se alimentan del odio, cualquier libertad que puedan ofrecer terminaran por sepultarlas. Necesitan más fanáticos, Necesitan mas odio. Necesitan más revancha.