Krystell Bejarano

Culiacán, Sinaloa.- Los casi 40 grados que se dejan sentir durante los soleados días de Culiacán, no son un impedimento para que Roberto Vázquez se mantenga firme en su negocio de reparación y venta de relojes, mismo que a diario abre en calles del primer cuadro de la ciudad.

Desde muy joven le entró el amor por las manecillas y los pequeños engranes que forman los artículos que dan la hora, aunque reconoció que la modernidad ha desplazado las piezas y ha dado paso a la electrónica avanzada.

Actualmente y debido a la crisis, los relojeros de Culiacán poco le entran a la reparación de relojes antiguos, negocio que hace años fue próspero, debido a que las piezas son escasas y muy caras, tanto que tienen que conseguirlas en otras ciudades del país, y en la mayoría de los casos son tan costosas que los clientes se niegan a pagar por el trabajo.

La pandemia del Covid-19 los afectó económicamente en aproximadamente un 50 por ciento, ya que las ventas y reparaciones bajaron, lo que provoca que en la actualidad solo saquen para llevar lo del gasto del día a sus hogares.

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