Las autoridades lograron establecer en el mapa un cuadrado de cinco kilómetros alrededor de la ubicación del capo y se fijaron dos tareas prioritarias: la primera, evitar a toda costa que la operación se filtrara, pues ‘Otoniel’ tenía establecidos en la zona un sistema de alertas y ocho anillos de seguridad con distancia entre uno y tres kilómetros que le notificaban sobre los movimientos de las autoridades por la región y ya había escapado de varias operaciones en su contra.
Y la segunda, evitar que al detectar la presencia de los uniformados se pudiera reunir con las redes de apoyo que lo ayudaban a moverse y lo protegían.
El narco ya no dormía en viviendas ni usaba celular por temor a ser bombardeado por las autoridades, y en las últimas semanas pasaba las noches a la intemperie.
‘Otoniel’ se movía tradicionalmente con un grupo muy pequeño de escoltas, por lo que ante la presencia de las autoridades no se enfrentaba sino que se adentraba en la zona selvática o se movía al mar Caribe, que se encuentra a lo largo de la zona en la que manda hace más de una década.
Así lo intentó hacer en la mañana de este sábado, cuando detectó la presencia de las autoridades y se separó de su último anillo de seguridad quedándose solo e intentando evadir el operativo y que los uniformados se concentraran en la persecución de su equipo de protección.
No contaba el capo con que desde el viernes en la noche estaba rodeado por más de 500 hombres del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, que fueron trasladados al sitio en 22 helicópteros. En el mar, la Armada tenía unidades para cerrarle el cerco.
En la operación para cercarlo murió el intendente de la Policía Edwin Guillermo Blanco, en la vereda San Pablo de Turbo, ubicada aproximadamente a una hora de la vereda La Pita, de Turbo, Antioquia, en donde se realizó la captura de ‘Otoniel’, por quien en Colombia se ofrecían tres mil millones de pesos, y en Estados Unidos, cinco millones de dólares.
Con la información recopilada por la Policía, sustentada en seguimientos técnicos, mapas satelitales y varios testimonios, se planeó, en una reunión realizada en una unidad militar de Bogotá la noche del 15 de octubre, la operación Osiris para lograr su captura.
El capo fue escoltado por uniformados del Ejército.
Foto: Cortesía fuentes de inteligencia.
Las autoridades lograron establecer en el mapa un cuadrado de cinco kilómetros alrededor de la ubicación del capo y se fijaron dos tareas prioritarias: la primera, evitar a toda costa que la operación se filtrara, pues ‘Otoniel’ tenía establecidos en la zona un sistema de alertas y ocho anillos de seguridad con distancia entre uno y tres kilómetros que le notificaban sobre los movimientos de las autoridades por la región y ya había escapado de varias operaciones en su contra.
Y la segunda, evitar que al detectar la presencia de los uniformados se pudiera reunir con las redes de apoyo que lo ayudaban a moverse y lo protegían.
El narco ya no dormía en viviendas ni usaba celular por temor a ser bombardeado por las autoridades, y en las últimas semanas pasaba las noches a la intemperie.
‘Otoniel’ se movía tradicionalmente con un grupo muy pequeño de escoltas, por lo que ante la presencia de las autoridades no se enfrentaba sino que se adentraba en la zona selvática o se movía al mar Caribe, que se encuentra a lo largo de la zona en la que manda hace más de una década.
“El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, señaló que con el trabajo de 50 hombres de inteligencia y el apoyo de agencias de Estados Unidos y el Reino Unido se logró determinar la dinámica que tenía establecida el capo para escapar de las autoridades y eso permitió anticipar sus movimientos”.
Así, los uniformados tenían marcadas las rutas que el narco iba usando a medida que ellos le iban cerrando el paso. Desde el aire, dos plataformas de inteligencia de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) monitoreaban sus movimientos y, en tiempo real, informaban a los comandos en tierra.
El comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro, señaló que ‘Otoniel’ no logró salir del área y a las tres de la tarde en punto estaba siendo esposado por unidades del Ejército.
‘Otoniel’ tiene en su contra 122 órdenes de captura y 7 medidas de aseguramiento por delitos como homicidio, reclutamiento ilícito, concierto para delinquir, secuestro extorsivo, terrorismo, porte ilegal de armas y narcotráfico.
Aunque en Colombia tiene seis sentencias condenatorias, entre ellas dos de 40 y 50 años de prisión, por delitos como homicidio agravado, homicidio en persona protegida, desaparición forzada, desplazamiento forzado y reclutamiento ilícito de menores, el capo terminaría en una celda de los Estados Unidos.
En ese país tiene dos procesos vigentes de la Corte Distrital para el Distrito Medio de Florida con orden de captura del 10 de julio de 2015 por delitos federales de narcóticos, y de la Corte Distrital para el Distrito Este de Nueva York con orden de captura del 23 de octubre de 2015 por participar en una empresa criminal continuada y delitos de narcóticos.
Esas dos peticiones pasarán a la Corte Suprema de Justicia, la cual tendrá que definir si da concepto favorable para su extradición, y luego la decisión quedaría en manos del Gobierno Nacional. Esos procesos tardan entre ocho meses y dos años.