CIUDAD DE MÉXICO. ¿Qué es lo que ve Solari cuando mira su reflejo? Intenta reconocerse en el América y no se halla, o se resiste a entender la realidad.
Conocerse a sí mismo es lo peor que le pudo pasar, capturado por su propio relfejo, y el América le echa encima su gran fracaso. Ya le había pasado en el Real Madrid, al que llegó por su verba encendida de lírismo y retórica, pero de la que salió raspado cuando los resultados en partidos definitivos le condenaron.
En México le pasó similar. Un año de buenaventura en el que cosechó ramilletes de puntos hasta alcanzar 72 e imponer la mejor estadística en el club en torneos cortos, aunque cuando llegó el momento de la verdad, fue sacudido primero por el Pachuca en el Clausura ’21 y luego por los Pumas en el Apertura ‘21, ambos en cuartos de final.
A estas alturas, a Santiago Solari no le alcanza ni la percha, ni los versos, mucho menos la cabeza, la que se ha quebrado en cientos de fibras por poner una alineación que le responda inventando a jugadores posiciones que no dominan.
La ventaja de Solari es que no atiende a su propia directiva, el trato hecho con el América por dos años fue directamente con el dueño y ejecutivos encargados de futbol en Televisa. Es decir, de respetarse ese contrato se tendría que ir en diciembre y si se le echa antes, el cobro es de dos millones de dólares.
Solari se refleja sólo en algunos de su equipo: Guillermo Ochoa, Miguel Layún o sus paisanos Jorge Meré y Álvaro Fidalgo, mientras batalla con los sudamericanos que supuestamente le han puesto el pie como Richard Sánchez, Bruno Valdez y Roger Martínez. “Hay jugadores que deben entender la exigencia del equipo”, reviró el guardameta.
La crisis le explotó el 28 de octubre, cuando perdió la final de Concacaf ante el Monterrey. En aquella ocasión le aplaudieron que mantuviera a sus jugadores a la fuerza para recibir la medalla de segundo lugar.
A partir de ahí han sido cuatro meses de embrujo en los que ha dirigido 10 partidos, perdió seis, empató tres y sólo ganó uno.
La crisis se refleja en Solari, aturdido cada que dirige, expulsado una vez en el torneo y que mandó a entrenamiento ayer cuando era día de descanso. Mientras tanto, se reunió con la directiva, les prometió por enésima vez sacar esto adelante, pero les dijo no contar más con varios jugadores.
Pumas está en el horizonte, el equipo que lo humilló en la última liguilla lo puede despedir. El dueño le ha dado oxígeno esta semana, si no gana, perdería su último crédito.