Vladimir Putin anunció este miércoles que a partir de ahora Rusia exigirá que le paguen en rublos el gas que vende a “países hostiles”, incluyendo los de la Unión Europea (UE), y dio a las autoridades una semana para aplicar el nuevo sistema.
A todos los estados hostiles, aquellos que han implementado sanciones contra el país y entre los que figuran los miembros de la Unión Europea, así como Estados Unidos o Reino Unido. Esta decisión supone subir un escalón más en la tensión geopolítica actual: la batalla no solo se está librando en las calles de Ucrania, también lo hace en los mercados a través de sanciones y decisiones como esta.
Esta es un arma de doble filo. Por un lado, Rusia busca detener la caída del rublo y que la divisa nacional se use de forma frecuente para la compra de una materia prima tan relevante como el gas. Por otro lado, puede disminuir la entrada de divisas en la economía rusa que llegaban vía exportaciones de materias primas (gas, petróleo, cereales…). El rublo sube con fuerza frente al dólar tras la decisión.
Las materias primas como el petróleo, el oro o el gas se intercambian en los mercados físicos o de futuros usando casi siempre el dólar, divisa de reserva internacional en la que están denominados la mayor parte de las commodities. No solo eso, buena parte de todas las transacciones comerciales tienen al dólar como moneda de cambio de alguna de las partes, lo que ha conferido cierta ventaja histórica a EEUU a la hora de imponer ciertas políticas monetarias sin generar una inflación excesiva en su propia economía.
También es cierto, que tras el embargo de todas las reservas de divisas en dólares y euros al banco central de Rusia, Moscú haya visto esta medida como una vía para dar un empujón al rublo y a la vez depender menos de unas divisas (euro, dólar o libra) que corren el riesgo de sufrir un ‘corralito’ si no se mantienen lejos de los tentáculos financieros de Occidente.
Tras este nuevo paso que distancia aún más a Rusia de Occidente, las bolsas han comenzado a girarse a la baja con brusquedad, mientras que el precio del petróleo ha comenzado a repuntar.