Con base en una innovación tecnológica que usa feromonas, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural protege los cultivos nacionales de maíz de la amenaza del gusano cogollero, una de las principales plagas que ataca este grano, informó el titular de la dependencia, Víctor Villalobos Arámbula.
El funcionario federal sostuvo que México no puede continuar con la creciente aplicación de compuestos químicos en los cultivos, ya que provoca la generación de resistencias y la contaminación del entorno, lo que hace cada vez más difícil y costoso producir alimentos.
Con el objetivo de promover y extender el uso de métodos sustentables, modernos e innovadores que contribuyan a elevar la producción de maíz para consumo nacional, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural utiliza una técnica emanada de la biotecnología que, por medio de feromonas, evita la reproducción del gusano cogollero, principal plaga de este cultivo.
Esta técnica ha sido aplicada en alrededor de 24 mil hectáreas de cultivo de maíz en todo el país, de las cuales seis mil 829 hectáreas se encuentran en Sinaloa, ya que es el estado con mayor producción de este grano básico, resaltó el titular de la dependencia federal, Víctor Villalobos Arámbula.
En conferencia de prensa desde Ahome, Sinaloa, el funcionario dijo que, de esta forma, México cuenta con una alternativa adicional para esta nueva visión de una agricultura que todos deseamos: más productiva y socialmente inclusiva, pero, sobre todo, más ambientalmente sustentable.
Expuso que esta innovación biotecnológica, que permite reducir el uso de agroquímicos, hace más eficiente la práctica en el campo, con la reducción en los costos económicos y ambientales, ya que consiste en colocar en las parcelas, al momento de la siembra, dispensadores con cebos que contienen esta feromona.
La feromona genera confusión sexual en palomillas macho, lo que evita que encuentren a la hembra y así se impide la copulación y se evita que haya huevecillos de gusano que pudieran dañar las plantas de maíz, explicó ante la creadora de esta tecnología, la Premio Nobel de Química 2018, Frances Arnold.
Villalobos Arámbula destacó que se trata de un avance muy importante que está al alcance de los productores mexicanos de todos los tamaños, sobre todo los de autoconsumo, ya que cada vez es más costoso controlar esta plaga.
Plantear alternativas diferentes para combatir las plagas es una tarea que no se puede posponer, puesto que aumentar la aplicación de insecticidas, fungicidas y otros compuestos químicos, provoca la generación de resistencias y contaminación del entorno, lo que hace cada vez más difícil y costoso producir alimentos, anotó.
Indicó que destinar recursos en cada ciclo agrícola para controlar plagas y enfermedades lleva a un incremento de costos y un limitado margen de ganancia para los productores, por lo que se deben explorar alternativas sustentables que permitan cambiar este rumbo que se está agotando y tiene un alto costo ambiental y económico.
Estamos en la frontera de una agricultura que se agota hacia una agricultura nueva, que tiene como característica importante el respeto al ambiente y los recursos naturales, sostuvo el secretario Villalobos Arámbula.
La Premio Nobel de Química 2018, Frances Arnold, expuso que utilizar feromonas para inhibir el apareamiento entre la especie de gusano cogollero en 2013 era sólo una idea, pero, tras diez años de investigaciones de Pedro Coelho, experto del Instituto de Tecnología de California, se logró consolidar este método para interferir y crear confusión sexual en este insecto.
De esta forma, abundó, se desarrolló un “perfume” de bajo costo, en beneficio de las plantas, la naturaleza y los productores, gracias a la notable reducción en el uso de pesticidas en los campos de maíz.
Esta tecnología se ha aplicado con éxito en cultivos de alto valor económico como manzana y uva, pero inicialmente no se pensó que pudiera ser útil para el maíz, anotó.
Resaltó que México es reconocido a nivel mundial como líder en producción de maíz y agricultura sostenible, por lo que representó el mejor campo experimental para probar la tecnología, con el apoyo de científicos mexicanos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y con la experiencia en control de plagas de técnicos del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
El secretario de Agricultura y Ganadería de Sinaloa, José Jaime Montes Salas, llamó a sumar a la política agroalimentaria en la que el centro sea el bienestar de los productores y sus familias, con prioridad en el ambiente, pero, sobre todo, en la salud de quienes producen los alimentos y quienes los consumen.
El también presidente del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA) expuso que Sinaloa impulsa la transición hacia una agricultura agroecológica, a través de la firma de convenios y anexos técnicos con la Secretaría de Agricultura y el INIFAP, entre otros, para acercar a los productores acompañamiento técnico, capacitación, herramientas y recursos.
El presidente del Sistema Producto Maíz, diputado Serapio Vargas Ramírez, afirmó que, tanto los bioinsumos como los agroquímicos provienen de elementos existentes en la naturaleza, de ahí que el futuro de la soberanía alimentaria radique en la ciencia y su aplicación para encontrar los entrelazamientos, las dosis y la armonía entre ellos para utilizarlos en beneficio de la población.
Al dar la bienvenida al evento, el director general de Sanidad Vegetal del Senasica, Francisco Ramírez y Ramírez, señaló que uno de los principales objetivos del Programa Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural es incrementar las prácticas de producción sostenible en los sectores agropecuario, acuícola y pesquero, con el fin de hacer frente a los riesgos agroclimáticos.
Indicó que el Senasica utiliza métodos amigables con el agroecosistema, como las tecnologías geoespaciales para el monitoreo de plagas o enfermedades y uso de teléfonos inteligentes para la vigilancia epidemiológica fitosanitaria y de drones para la aplicación de productos biológicos.