Bernardo Hurtado
Culiacán, Sinaloa.- Francisco Vega es un hombre de trabajo, de aquellos que sus vidas trajeron el mundo laboral desde la niñez, aportando al hogar al igual que sus papás.
Su padre, quien inició con la venta de dulces hace 50 años, le heredó su emprendimiento a Francisco, quien ha dedicado su tiempo laborando ya llevando 30 años al mando.
“Tengo como unos 30 años en la venta de dulces, porque mi papá se enfermó y él tenía allá una dulcería y yo renuncié al trabajo para ayudarle a él, y entonces pues aquí me quedé, falleció él y pues adelante, seguir adelante, aunque ya no es la misma”.
En el transcurso del tiempo, en las calles aledañas al palacio del gobierno, las viviendas fueron poco a poco desapareciendo, con ello los pequeños clientes que crecieron o bien, que se fueron, impidiendo las buenas ganancias en el puesto.
“Pues yo lo que quiero ya… Pensionarme, ya esto ya va para abajo la venta pues, antes sí se vendían 300-400 pesos diarios, y ahora salen… 100 pesos, nomás para sobrevivir como quien dice, para el pan y la tortilla y malcomer”.
Siendo la venta menos favorable con la temporada de calor, con aquellos recuerdos de los que antes eran hogares, Don Vega no ha perdido el gusto por el servicio, disfrutando el compartir con los niños y adultos que acuden a comprar, para a las 2 de la tarde terminar, y a las 6 del día siguiente volver a iniciar, esperando poderse pensionar para así descansar.
“Pues descansar digo yo, así dice uno pero se enfada, y uno, no soy de esos que estoy agusto en mi casa, seguir para adelante”.
Haciendo equipo con su hermana y sobrino, se las arreglan para subsistir en la difícil temporada, recordando lo que ha tenido que hacer para ayudar a sus padres, siguiendo adelante pensando en qué sucederá llegado el final de la jornada.