La Selección Mexicana recuperó la Copa Oro, a siete meses del máximo fracaso en las últimas décadas, la fatídica actuación en la pasada Copa del Mundo de Qatar. Lo hizo bajo la gestión de Jaime Lozano, que llegó al banquillo en calidad de interino, pero mejor dicho como bombero tras la dolorosa derrota de Diego Cocca en las semifinales de la Liga de Naciones de la Concacaf. En más de una ocasión a lo largo del torneo, los jugadores del Tri respaldaron a Lozano, y tras coronarse el espaldarazo fue aún más notorio.
Lo hemos mencionado desde el día uno, Jaime entiende muy bien lo que es representar a México, entiende el futbolista y le saca lo mejor a cada jugador, esto se ve reflejado en la cancha”, estas fueron las palabras de Guillermo Ochoa al finalizar en encuentro ante Panamá.
Ochoa reconoció que los reflectores estaban nuevamente sobre ellos y que la exigencia no era otra más que el campeonato.
Fue un torneo donde existió demasiada presión y la gente habla de más, del grupo de futbolistas y de personas con mucha calidad y talento, que tiene la intención de sobresalir y de dar un paso al frente. Mostraron mucha personalidad ante esta situación”.
Guillermo Ochoa se convirtió en el máximo ganador del certamen, cinco títulos en su haber, sumado a los 25 partidos que acumula, un reconocimiento que a decir del propio guardameta era importante que le perteneciera a un mexicano.
Para mí es un orgullo que un mexicano tenga ese récord, eso es lo más importante. Es el resultado del esfuerzo y del sacrificio, del trabajo y de la constancia le agradezco a la oficial mexicana y a mi familia que me aguanta y a mis compañeros que me ayudan