El Estadio de los Tomateros explotó de alegría con una espectacular victoria guinda, gracias a cuadrangular del venezolano Herlis Rodríguez. Los Tomateros de Culiacán vencieron 2-0 a los Cañeros de Los Mochis en un juego de alta tensión que mantuvo sin carreras hasta la décima entrada.
Desde el inicio del juego, Víctor Castañeda tomó el montículo y demostró por qué era la apuesta de Culiacán para esa noche crucial, siendo su primera apertura en postemporada dentro de la Liga ARCO Mexicana del Pacífico (LAMP).
Con una maestría impresionante, mantuvo a raya a la ofensiva de los Cañeros. Once retirados en fila, desde el primer episodio hasta el quinto. Sólo un imparable permitió y dos ponches en su impecable labor, para cerrar su actuación con 6 entradas y 2 tercios en los que demostró su dominio sin permitir carrera.
La tensión era palpable. A pesar de las oportunidades que los Tomateros generaban, con corredores en posición de anotar en múltiples ocasiones, el marcador permanecía inamovible: 0-0.
Desde el primer inning, con ese intento de Joey Meneses de cruzar el plato, hasta una sexta entrada en la que Herlis Rodríguez y Pete O’Brien conectaron imparables, la afición anhelaba ese batazo oportuno que cambiara el curso del juego.
Y así llegamos al décimo inning. Sebastián Elizalde, “El Tano”, regresó al plato, y el estadio se estremeció. Una ovación ensordecedora recordaba por qué él era uno de los favoritos de la afición. Elizalde negoció pasaporte.
Con un corredor en base y miles de corazones latiendo al mismo ritmo, Herlis Rodríguez con un swing perfecto, encendió el jardín derecho con salvaje cuadrangular que desató la locura.
Ganaron los Tomateros y se colocan a una victoria de clasificar a semifinales.
No podemos dejar de mencionar el esfuerzo del bullpen guinda. Desde Sam Bordner, que mantuvo la calma y controló el juego lanzando 1.1 entradas, pasando por Roel Ramírez, quien mostró su calidad en el montículo con 1.2 de trabajo, hasta Spencer Bivens, el Dragón que tira fuego, quien se llevó la victoria.
La noche en Culiacán no solo fue de un juego, fue una demostración de pasión, entrega y la magia del béisbol. Esta noche, los Tomateros volvieron a hacer vibrar a sus aficionados jugando con el corazón.
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