Claudia Araujo
Culiacán, Sinaloa-. Desde muy temprano este miércoles 5 de marzo del presente año, los fieles creyentes culiacanenses se dieron cita para acudir a las diferentes iglesias y templos religiosos del municipio para recibir la Ceniza y con ello comenzar la Cuaresma 2025.
Siendo la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario, quién más a recibido visitas durante el día y si bien no es en gran magnitud la afluencia de personas como en años anteriores, la presencia se ve y se siente.
Desde adultos mayores hasta los más pequeños se han estado dando cita, para recibir esta Ceniza, entrando al templo, persignándose y al momento de obtener la Ceniza rezan por el bienestar de cada uno, pero sobretodo porque la paz llegue pronto al municipio de Culiacán y que la violencia acabe.
La tradición del miércoles de Ceniza es algo que ha estado presente en la vida de cada una de las personas y si bien no todos llevan a cabo esta tradición o creen en la religión, hay muchos otros que desde pequeños la conservan.
“Lo que significa la toma de Ceniza es el arrepentimiento y el renacimiento, volver a nacer, las cenizas representan en lo que finalmente nos convertimos ¿no? Tierra eres y a la tierra vas a volver finalmente a eso se limita la vida, es importante acudír para la creencia de uno, que te viene a recordar que finalmente no somos nada”.
“Pues es algo muy bonito para los católicos porque pues, la ceniza representa que polvo somos y en polvo nos vamos a convertir, los que somos creyentes es importante que lo hagamos y desde temprano”.
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un periodo de 40 días para la reflexión y la conversión espiritual, en preparación para la celebración de la Semana Santa, destacando que este año el Papa Francisco ha enfatizado la esperanza como parte esencial de este tiempo litúrgico.
Los orígenes de la Cuaresma se remontan al año 325 de nuestra era, cuando se utilizaba más comúnmente como fase de preparación para los bautizos.
La duración de la festividad es un homenaje al ayuno de 40 días de Jesucristo cuando recorrió el desierto después de ser bautizado y antes de comenzar su ministerio.
Los cristianos consideran este periodo como una prueba divina de la espiritualidad de Jesús y de su capacidad para resistir la tentación.