Culiacán, Sinaloa.- El trastorno negativista desafiante es uno de los trastornos que más llega a los consultorios y que más se canaliza de las escuelas, al ser uno de los problemas de conducta que causa mayor conflicto para que se dé un buen ambiente familiar, escolar o comunitario, enfatizó Oralia Salazar Terrazas.
La catedrática de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) informó que, por las características de este trastorno es que suele continuamente confundirse con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o con el trastorno disocial.
Explicó que, a diferencia del TDAH y el trastorno disocial, el trastorno negativista desafiante, reta a las figuras de autoridad llámense papás, maestros; es una lucha de poder constante entre obedecer y no obedecer al adulto, pero sin agredir físicamente o violentar a los demás.
“El trastorno negativista desafiante son niños, como la palabra lo dice, que desafían las figuras de autoridad, tienen mucho placer por decir ‘NO’ a cualquier regla que implique que ellos tengan que obedecer a un adulto porque ellos quieren estar por encima de las reglas que ponen los mayores, es decir, son niños que tienen una autoestima inadecuada”, indicó.
Señaló que este trastorno se manifiesta desde edad muy temprana y hasta la adolescencia y que estos son pequeños que se caracterizan por constantemente desobedecer cualquier regla, se niegan a respetar horarios o turnos para participar, tienen una conducta desafiante y una autoestima sobrevalorada.
“El negativista desafiante se niega a seguir las figuras de autoridad, confronta, desafía, es molesto, de repente interrumpe cuando alguien le da una orden y pone la orden que él quiere que sea (…) entonces, es una estira y afloja entre ejercer la autoridad y que él logre supeditarse a su posición de niño”, subrayó.
La psicóloga, mencionó que alguna de las causas y factores que contribuyen a que un niño presente este problema de conducta negativa es vivir en un ambiente donde se den fuertes discusiones, la presencia de un temperamento muy fuerte en los padres o familiares o por genética, es decir, heredan los patrones conductuales.
Salazar Terrazas recomendó a los padres de familia a establecer reglas claras, a ser coherentes con lo que se dice y lo que se hace y que si se sospecha que el pequeño tiene trastorno negativista desafiante busquen la ayuda de un profesional de la salud que sea competente en el área y que maneje problemas de conducta.
“La prevención es básica, si tú ves que tu niño tiene ciertas características desde pequeño inmediatamente hay que darle una atención para que esto no fluya y no vaya teniendo una estructura cada vez más difícil de moldear”, puntualizó.
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