El Congreso del Estado aprobó por unanimidad inscribir con letras doradas en el Muro de Honor del Salón de Sesiones los nombres de Felipe Bachomo Aki Cruz y Amparo Ochoa Castaños, así como la divisa “Tecnológico Nacional de México Campus Culiacán”.
Los correspondientes decretos fueron aprobados por separado por diputadas y diputados.
“La propuesta de inscribir el nombre de Felipe Bachomo Aki Cruz corresponde a iniciativa presentada por los alcaldes de Ahome y El Fuerte, y la alcaldesa de Choix, Gerardo Vargas Landeros, Gildardo Leyva Ortega y Amalia Gastélum Barraza, respectivamente, así como un grupo de ciudadanos.
Felipe Bachomo Aki, de origen mayo-yoreme, fue general villista y representante de los indígenas y del pueblo yoreme-mayo, de la región norte. Nació en 1884 en “Barullo Fuerte” (ahora El Parnaso, comunidad de El Fuerte, y murió el 24 de octubre de 1916 en Los Mochis, como resultado de un juicio injusto e ilegal, en donde fue sentenciado a morir fusilado.
En 1922 sus restos fueron exhumados. Una parte de los mismos se reinhumados en Tesila y otra parte en El Carricito.
Dio libertad y respeto a los indígenas ayudándoles a retomar su autonomía, ya que mientras él fue el líder, los pueblos indígenas desde Capomos hasta más allá de Agiabampo recuperaron sus posesiones volviendo a su soberanía étnica y agraria.
Se le considera un digno líder que supo ser revolucionario de conciencias para formar sus tropas en defensa de las tierras que fueron despojadas por los bandidos de la región del norte de Sinaloa.
“La propuesta de Amparo Ochoa Castaños corresponde a iniciativa de las ciudadanas María Inés Amézquita Ochoa, Alicia Montaño Villalobos y los ciudadanos José Ulises Cisneros Sánchez, Juan Ramón Manjarrez Peñuelas, José Manuel Chú Reyes y José García González.
Amparo Ochoa nació el 29 de septiembre de 1946 en la comunidad de Costa Rica, perteneciente a Culiacán, y murió el 7 de febrero de 1994, en la misma comunidad. Le sobreviven sus hijos Isaak y María Inés.
Se le reconoce por haber enaltecido a Sinaloa a través del canto, difundiendo las costumbres y patentizando sus raíces sinaloenses.
Fue maestra rural y se le recuerda por impartir algunas de sus clases cantando, y fue alumna de la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, luego de lo cual recorrió plazas públicas y participó en las entonces famosas “Peñas Musicales”, lo que luego la llevó a tener presentaciones en diferentes países de Latinoamérica y de Europa.
Se le ubica como miembro destacada del movimiento denominado “La Nueva Canción” que tuvo su origen durante los años sesenta, caracterizado por abordar los problemas sociales de Latinoamérica y por promover la defensa de los derechos humanos.
Su gran compromiso social y calidad artística hicieron que brillara y cimbrara conciencias en cada escenario donde interpretó con extraordinario porte temas de compositores emergentes