Se va, se va y… se fue. Barry Bonds acostumbraba admirar el viaje de la esférica en cada uno de sus monstruosos cuadrangulares, pero el temible toletero sólo pudo observar, con desencanto, cómo se esfumó ayer la última oportunidad de ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown. Lo mismo ocurrió con Roger Clemens, uno de los mejores de la época moderna, quien al conocer los resultados se limitó a redactar un tuit en el que expresó que nunca jugó beisbol con el deseo de alcanzar la inmortalidad.
En su décimo y último año de elegibilidad, Bonds y Clemens no alcanzaron el mínimo de 75 por ciento de la votación para ingresar al recinto. El máximo jonronero, con 762 palos de vuelta completa, recibió el 66 por ciento de los votos, mientras que el único ganador de siete trofeos Cy Young se quedó corto con el 65.2.
El jardinero fue siete veces MVP, ocho ocasiones ganó el Guante de Oro y tiene el récord de más jonrones en una temporada con 73.
Clemens sumó, además de los siete Cy Young, 1 MVP, 11 Juegos de Estrellas, dos veces ganador de la Triple Corona de pitcheo y dos títulos de Serie Mundial.
Si bien los logros deportivos no son parte de algún debate, la polémica que ensombreció las últimas temporadas de estos peloteros fue el escándalo al destaparse el consumo de sustancias prohibidas, en una época en la que las Grandes Ligas, entonces con el comisionado Bud Selig, aumentaron considerablemente sus ganancias y mucho por el aporte de los peloteros que jugaron en esos años, ahora en su mayoría señalados. Irónicamente, Selig sí tiene su lugar en Cooperstown.
Entre otros peloteros que cumplieron su último año de elegibilidad y tampoco lograron un lugar destacan el dominicano Sammy Sosa y el pitcher Curt Schilling.
Las ausencias de Bonds y Clemens son comparables a la Pete Rose, líder de hits de todos los tiempos con 4,256 y quien tampoco alcanzó la inmortalidad debido a que está castigado de por vida del beisbol por aceptar que realizaba apuestas relacionadas con este deporte
El Salón de la Fama de Cooperstown, creado para preservar la historia del beisbol de Estados Unidos, no tendrá entre sus miembros a tres de los mejores representantes de este deporte que han desfilado por los diamantes