Excelsior

CIUDAD DE MÉXICO (Excelsior) .-Llegan hasta bronceados, pero con temperatura, escurrimiento nasal o sin ninguna sintomatología; esos son los más peligrosos porque al no sentir nada conviven con su familia u otras personas y es ahí donde se dan los contagios.

Cuando inició la pandemia y llegaron las pruebas rápidas las filas eran eternas, de hasta 300 personas, pero daban positivo diez de cada 100; ahora, en esta semana en especial, dan positivo cuatro o cinco de cada diez”, dijo Armando, brigadista del quiosco de salud en la explanada de la alcaldía Cuauhtémoc.

De cinco personas entrevistadas por Excélsior, cuatro de forma consecutiva resultaron positivas a covid-19.

Ésa es la realidad en la ciudad tras la Semana Santa, periodo en el que se vieron aglomeraciones en playas del país, pero también reuniones de los que no salieron.

Me estoy realizando la prueba porque tuve síntomas de gripe: me empezó a doler todo el cuerpo. Me realicé la prueba y salió positivo; siento feo, pero espero que salga todo bien.

Vivo con mi esposo y con mis dos hijos; mi esposo se hizo la prueba y salió negativo, pero aun así tenemos que estar al pendiente todos porque en algún momento pueden ser positivos ellos también”, relató Isela, quien salió el fin de semana con amigos y familiares.

PERDIÓ LA VACUNA POR CUIDAR A SU HIJO

Consuelo, de 61 años, tendría que haberse vacunado contra la pandemia, pero perdió la oportunidad por estar al pendiente de su segundo hijo que termina en el hospital derivado del contagio de covid-19.

Entrevistada afuera del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, ubicado en la alcaldía Tlalpan, Consuelo relata que es como volver a vivir la pesadilla de junio de 2020, cuando su hijo Alberto, de 34 años, presentaba síntomas relacionados con covid y unas horas después de ingresar al hospital le informaron que era positivo.

Es como un mal sueño porque hace aproximadamente diez meses estaba aquí parada en el mismo lugar rogando a Dios por mi hijo Alberto; ahora estoy aquí por Agustín, de 41 años, Es chofer de transporte público allá en Nezahualcóyotl, siempre usa su cubrebocas, pero la gente ya anda como si nada y nadie les dice nada. En Nezahualcóyotl la gente camina sin cubrebocas, usan el transporte sin cubrebocas, los antros ya están abiertos, los bares también y toda la gente anda como si nada”, refiere.

La mujer recuerda cómo enfrentó la pandemia su primer hijo contagiado.

Fue difícil porque era cuando empezaba la pandemia y muchas personas estaban muriendo, también era el tiempo en que muchos no creían o los médicos sabían poco sobre la pandemia.

Mi hijo salió (del hospital) dos meses después; esos dos meses fueron eternos para él y para nosotros como familia porque en el cubículo en donde él estaba murieron varias personas; mi hijo, gracias a Dios, logró superarlos, pero estuvo en terapia intensiva con ventiladores. Hoy ya está bien e incluso ya regresó a trabajar, aunque tiene algunas secuelas en los pulmones: no puede correr o hacer grandes esfuerzos, pero está vivo”, dijo Consuelo.

Todo el ajetreo y la potencial exposición al virus lo enfrenta sin mayor protección que su cubrebocas y una careta, ya que su periodo de vacunación ya pasó, pero confía en que pronto tenga otra oportunidad.

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