Redacción
Culiacán, Sinaloa.- Al igual que en los 124 planteles y centros culturales de Cobaes en la entidad, donde participaron más de 34 mil jóvenes durante esta semana en diversas actividades conmemorativas del Día de Muertos, ayer se inauguró una ofrenda y altar dedicados al pintor mexicano, Francisco Toledo, en el Centro Cultural del Bachiller Rosales en Culiacán.
Impulsadas por la Dirección de Extensión Cultural, los estudiantes del Colegio de Bachilleres se sumaron a la celebración de la más importante tradición cultural mexicana con ofrendas, altares, calaveras, cafés literarios y concursos de vestimentas alusivas a la festividad, entre otras acciones.
Con la representación del director general de Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, Sergio Mario Arredondo Salas, la directora de Extensión Cultural, Olga Judith Peña Inzunza, enfatizó, en el acto inaugural de la ofrenda a Francisco Benjamín López Toledo, que “la celebración del Día de Muertos es una tradición mexicana que nos identifica y diferencia a nivel mundial”.
Recién fallecido, el ilustre pintor, grabador y activista social destacó a nivel internacional por su originalidad plástica, manifiesta en una extraordinaria trayectoria de más de 60 años de notable aportación a la cultura mexicana y universal.
Conocido mundialmente como Francisco Toledo, el homenajeado nació en 1940 y murió en julio pasado en Oaxaca, donde pasó la mayor parte de su vida y fundó, junto con otros artistas, la escuela oaxaqueña de pintura, una de las corrientes artísticas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX.
Además de su destacada labor artística y cultural, fue un gran luchador social, ambientalista, promotor cultural y filántropo. Su obra se encuentra en Museos de Arte Moderno en México, París, Nueva York, Filadelfia, Londres y Tokyo, entre otras grandes mecas del arte.
Fue en la Galería “Remberto Gil Pérez” del centro cultural, donde además del altar erigido, se efectuó una amena velada que inició con una obra de teatro alusiva a la ocasión, a cargo de los alumnos del maestro Adrián Rivera y la participación de la Orquesta de Cuerdas, con melodías como “La llorona” y “Tifeu”, dirigida por Jorge Arredondo García.