La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, acusó a México de no aplicar protocolos adecuados para frenar la propagación del gusano barrenador del ganado del Nuevo Mundo, lo que ha encendido tensiones entre ambos países. Rollins responsabilizó a México de no controlar el movimiento del ganado ni colocar las trampas para moscas que forman parte de la estrategia de contención, lo que permitió la detección de casos a menos de 113 kilómetros de la frontera estadounidense.
Aunque la plaga aún no ha cruzado hacia Estados Unidos, las autoridades la consideran una amenaza multimillonaria para su industria cárnica. Desde mayo, el país mantiene prácticamente cerrada la frontera a las importaciones de ganado mexicano, una medida que ha impactado de lleno en el comercio y que ocurre justo antes de una revisión del T-MEC, lo que agrava las fricciones.
Rollins señaló que el USDA envió personal de inmediato a Nuevo León tras confirmarse el brote el 21 de septiembre. Sin embargo, acusó que México no ha cumplido con los controles de movilidad ni con la colocación diaria de trampas volantes, lo que —dijo— dificulta la detección en tiempo real. Advirtió que la reapertura de la frontera dependerá del cumplimiento estricto de los protocolos de vigilancia acordados.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que su gobierno no ha sido notificado de cambios en la expectativa de reapertura antes de noviembre y reconoció que controlar el movimiento interno del ganado es complicado. Mientras tanto, Estados Unidos recordó que ya invirtió 21 millones de dólares en una instalación en el sur de México para producir y liberar moscas estériles, parte de la estrategia para reducir la población silvestre que amenaza al ganado.






















