La Fuerza Interinstitucional de Reacción Táctica (FIRT) Olmeca detuvo a Derek Jair “N”, alias “El Niño Sicario” o “El Niño Piedra”, un adolescente de 14 años señalado como líder de una célula delictiva dedicada al secuestro, homicidio y distribución de drogas en los municipios de Centro y Paraíso, Tabasco. El operativo, realizado la madrugada del 12 de octubre de 2025, contó con el apoyo del Comando Tiburón y derivó en la captura del menor junto a José Asunción “N”, conocido como “El Chuncho”, presunto colaborador del criminal apodado “El Chicle”, actualmente preso.
De acuerdo con los reportes de El Heraldo de Tabasco y El Universal, ambos fueron localizados cerca de la carretera Villahermosa-La Isla, en la ranchería Corregidora, cuando presuntamente intentaban incendiar una vivienda. Al notar la presencia policial, el adolescente intentó disparar una subametralladora tipo Uzi calibre 9 mm, pero el arma se atascó, lo que permitió a los agentes someterlo sin registrar heridos.
Durante la inspección, las autoridades aseguraron una mochila con dosis de marihuana y cristal, además de cartulinas con mensajes amenazantes dirigidos a grupos rivales. En el teléfono del menor se hallaron videos relacionados con un secuestro y el asesinato de una víctima presuntamente enterrada en Paraíso. Tanto los detenidos como las pruebas fueron puestos a disposición de la Fiscalía General del Estado de Tabasco para continuar las investigaciones.
El caso ha reavivado el debate sobre el reclutamiento infantil en el crimen organizado. La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ha advertido que entre 2006 y 2010 más de 25 mil menores fueron involucrados en actividades criminales, aunque se estima que la cifra actual es significativamente mayor. El fenómeno, señalan, se ha adaptado a nuevas formas de captación a través de redes sociales y videojuegos que glorifican la violencia y el poder económico del narcotráfico.
Historias como la de Derek Jair “N” se suman a otros casos emblemáticos, como el de Édgar Jiménez Lugo, “El Ponchis”, y “Juanito Pistolas”, que evidencian la creciente manipulación de menores por parte del crimen organizado. Las autoridades y organizaciones civiles coinciden en que la pobreza, la falta de oportunidades y la exposición a contenidos violentos son factores que facilitan el reclutamiento de niños y adolescentes en estructuras criminales cada vez más sofisticadas.






















