Con 500 millones de hablantes y con presencia en 23 países de todos los continentes del mundo, hacen del español una lengua universal, caracterizada por infinidad de diferencias dialectales entre países y hasta dentro de los mismos países y que pese a ello muestra una unidad.
Lo anterior lo señaló el poeta, filósofo y periodista Jaime Labastida Ochoa, al ofrecer la conferencia virtual “El Español de América”, la cual fue organizada por el Congreso del Estado de Sinaloa a través del Instituto de Investigaciones Parlamentarias, que dirige Sonia Escalante y El Colegio de Sinaloa, que preside el escritor Élmer Mendoza.
No obstante la universalidad del español, Jaime Labastida resaltó que apenas el 8 por ciento de los hablantes se encuentra en España, de donde es originario, en tanto que el 92 por ciento restante está en América.
“Es decir, ya es una lengua americana”.
Sin embargo, observó que recientemente ingresó a la Asociación de Academias de la Lengua Española un país africano: Guinea Ecuatorial.
De todos los países donde se habla el español, resaltó que México es el que tiene el mayor número de hablantes.
Agregó que en Estados Unidos ya viven cerca de 35 millones de personas que hablan el español, y estimó que para 2050 los hablantes del español sean la primera minoría en Estados Unidos, por encima de los afroamericanos.
Jaime Labastida aseguró que ninguna otra lengua del planeta tiene una estructura como la que tiene el español.
Estados Unidos no tiene una academia, sus diccionarios los hacen particulares o universidades. En cambio, el diccionario que rige la lengua española está hecho por las 23 Academias de la Lengua Española.
“Se dice malamente Gran Diccionario de la Real Academia Española. El diccionario es de la Lengua Española y lo hacen las 23 Academias de las Lengua Española, lo que quiere decir que ninguna otra lengua tiene esta diversidad y al mismo tiempo esta unidad”.
No obstante esta unidad, Jaime Labastida señaló que el español de América es diferente del español europeo.
“Pero no hay dos cosas idénticas en el universo. NI siquiera dos gotas de agua son idénticas, ni dos átomos, mucho menos dos personas. Aun menos dos lenguas”.
Asimismo, observó que la lengua que se habla en México es diferente a la que se habla en España.
“Quiero decir que el español es –como decía un gran filósofo alemán, Nicolás de Cusa– tiene su centro en cualquier parte y su circunferencia en ninguna”.
Recordó que hubo una época en la que se consideraba que el centro de la lengua española estaba en España y fundamentalmente en Madrid.
Aclaró que ahora no hay centro. Cualquier país de América, cualquier país de habla española habla su dialecto.
“Por eso es necesario decir que el castellano es un dialecto del español. En España se habla castellano, mientras que en América hablamos el español.
Ello, porque los españoles dicen, con justificada razón política, que también el catalán, el vasco o el gallego, son lenguas españolas. Y que el castellano no puede abrogarse en la península el derecho de ser la única lengua española. Todas son lenguas españolas.
“Pero nosotros –aclaró– no tenemos ese problema político. En América hablamos español y no castellano. El castellano es un dialecto del español que se habla en España”.
Del español de América, reconoció que no se habla igual en México que en Argentina, Chile y Uruguay, donde se habla de vos.
“Pero también en México se habla de vos. El voseo empieza en Chiapas y se continúa en Guatemala, se interrumpe en Los Andes, y vuelve a aparecer en el Cono Sur”.
Aclara que el voseo de Chiapas es muy distinto del voseo argentino y uruguayo. “Sin embargo, a pesar de esta enorme diversidad y la manera de conjugar los verbos, la estructura sintáctica es prácticamente la misma. Podemos leer un libro publicado en España, México, Colombia o en Argentina porque la estructura del español es exactamente la misma”.
Resaltó que todos los países de América comparten cerca del 96 por ciento del léxico.
Pero hay, remarcó, una enrome cantidad de variantes léxicas, de palabras, que nos diferencian.
“Pero eso ocurre también en México. El español de Sinaloa es diferente del chiapaneco, del yucateco… y sin embargo, nos entendemos.
Las novelas de Elmer tienen una enorme cantidad de sinaloismos, que no se ocupan en otros lugares de la República.
“Si se lee La Casa Verde, de Vargas Llosa, también se encuentran con lo mismo: está llena de peruanismos, e incluso de una cierta región de Perú. El español literario es muy diferente al léxico, pero la estructura es prácticamente la misma”, puntualizó.