A seis meses de haberse levantado la última cosecha de trigo en las regiones de Évora y el Valle del Carrizo, los productores siguen sin recibir la compensación correspondiente entre el precio de garantía y el precio de venta a la industria.
En este sentido el diputado Serapio Vargas Ramírez presidente de la Unión Agrícola Regional de Sinaloa, manifiesto mi profunda preocupación ante la falta de respuesta institucional: ni siquiera se ha publicado la apertura de ventanillas, requisito indispensable para que se efectúe el pago.
“Los productores vendieron su trigo a un promedio de 5,400 a 5,500 pesos por tonelada, mientras que el precio de garantía para pequeños productores es de 7,600 pesos y para medianos de 7,050. La diferencia supera los 2,000 pesos por tonelada, y sin ese recurso, miles de familias no pueden preparar sus tierras para el nuevo ciclo otoño-invierno ni garantizar el sustento de sus hogares”.
Por ello hizo un llamado urgente a la presidenta Claudia Sheinbaum, al subsecretario Julio Berdegué, a la Secretaría de Gobernación y al Coordinador General de Fomento a la Agricultura, Héctor Arrónte, para que en un plazo no mayor a 10 días se publique la apertura de ventanillas y se libere el pago correspondiente a los trigueros de Sinaloa.
Indicó que el gobernador del estado ha hecho llamados públicos sin recibir respuesta. No podemos permanecer en el silencio ni en la apatía.
“Si no hay acción inmediata, me veré obligado a encabezar una marcha lenta hacia la Ciudad de México con al menos 200 productores, con paradas intermedias en Mazatlán, Guadalajara y Querétaro. Será una resistencia activa y pacífica, basada en el autosacrificio, no en la agresión, porque tenemos la razón”, advirtió.
“El campo no puede implosionar por insensibilidad institucional. Los acuerdos entre la industria, los productores y el Gobierno Federal existen, y el precio de venta está pactado y validado. El 98% del trigo sinaloense es panificable, y su comercialización está sujeta a coberturas de riesgo que el propio gobierno reconoce. Lo justo es que se cumpla el compromiso”.
No queremos marchar, pero menos queremos que el campo se detenga. Este es un llamado, una petición y un ruego para que se actúe con sensibilidad y justicia.






















