Los Dodgers volvieron a imponer autoridad con una victoria de 5-1 sobre los Brewers, combinando poder ofensivo con una estrategia impecable.
La ofensiva presionó temprano, generando carreras clave y marcando el ritmo del partido.
Pero el verdadero sello estuvo en el pitcheo: Yoshinobu Yamamoto dominó con precisión y Shohei Ohtani volvió a hacer gala de su talento multifacético, alterando el juego con su sola presencia.
El equipo angelino no solo gana, intimida. Tiene profundidad, química y un instinto ganador que se nota en cada entrada.
Con Yamamoto controlando, Ohtani inspirando y un lineup que castiga sin piedad, los Dodgers confirman que están hechos para la Serie Mundial.
Si el rival no los liquida a tiempo, ellos lo harán sin piedad. Es el sello de un equipo que combina espectáculo, estrategia y mentalidad de campeón.






















