Bernardo Hurtado

Culiacán, Sinaloa.- La mañana en estos días reboza con su luz en las calles de la ciudad, pero el sol iluminador no solo ocasiona visibilidad y energía, sino calor y sensación térmica que provoca el sudor y la necesidad constante de hidratación.

Verónica Flores, con sus 15 años estando viviendo en Culiacán, se encuentra en la temporada de comercio de aguas frescas, ya que con el calorón de estos días, resulta en un buen negocio.

“No se puede decir que una disfruta el calor, ‘ta fuerte, pero pues sí me va un poquito mejor con las ventas, eso es lo que más me agrada, pero en cuestión de calor pues hay que tomar mucho suero porque nos vamos a deshidratar”.

Destacando lo más difícil es la estadía entre Escobedo y Carrasco soportando el calor diariamente, se siente afortunada de no haber sufrido golpes de calor o deshidratación, sin embargo, si ha visto a quienes los han padecido, no queriendo estar en sus zapatos.

“La verdad todo está carísimo, ahorita el azúcar, el vaso, la tapa, todo ha subido mucho, pero pues ahí me las estoy ahora si muy ajustadito pero pues sí, sí sale”.

Preparando ella misma las aguas para la venta en su carreta desde las 5 y media para estar lista a las 9 del día, pasa el día en su punto vendiendo a 30 y 20 pesos la frescura natural de la piña, limón, jamaica, naranja, cebada y horchata de coco, esperando vender muy bien hasta la llegada de las lluvias, pues declara, con ellas las ventas bajan.

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