El mundo necesita paz, pero no una paz basada en el equilibrio de las armas, en el miedo recíproco. “Eso es retroceder setenta años en la historia”, dijo Francisco después del Ángelus, dirigiéndose a los jefes de las naciones y de las organizaciones “para que reaccionen ante la tendencia a acentuar la conflictividad y la oposición”. Si se quiere, la crisis ucraniana puede ser un desafío para sabios estadistas, capaces de construir en el diálogo un mundo mejor para las nuevas generaciones, afirmó
Tras la oración mariana del Ángelus del domingo 3 de julio el Papa Francisco vuelve a dirigirse a los jefes de las naciones y de las organizaciones internacionales “para que reaccionen ante la tendencia a acentuar la conflictividad y la oposición”. Es necesario “pasar de las estrategias de poder político, económico y militar, a un proyecto de paz global”, aseveró. Éstas sus palabras:
“Seguimos rezando por la paz en Ucrania y en todo el mundo. Hago un llamamiento a los jefes de las naciones y de las organizaciones internacionales para que reaccionen ante la tendencia a acentuar la conflictividad y la oposición. El mundo necesita paz. No una paz basada en el equilibrio de las armas, en el miedo recíproco. No, eso no sirve. Es retroceder setenta años en la historia. La crisis ucraniana debería haber sido, pero -si se quiere- todavía puede llegar a ser, un reto para los sabios estadistas, capaces de construir en el diálogo un mundo mejor para las nuevas generaciones. Con la ayuda de Dios, esto siempre es posible. Pero debemos pasar de las estrategias de poder político, económico y militar a un proyecto de paz global: no a un mundo dividido entre potencias en conflicto; sí a un mundo unido entre pueblos y civilizaciones que se respeten mutuamente.”
El ejemplo de los mártires ayude a dar testimonio de la Buena Noticia
También en el post-Ángelus del Papa, la memoria de la beatificación, el sábado 2 de julio en San Ramón de la Nueva Orán en Argentina, de Pedro Ortiz de Zárate, sacerdote diocesano, y Juan Antonio Solinas, sacerdote de la Compañía de Jesús:
“Estos dos misioneros, que dedicaron su vida a transmitir la fe y a defender a los pueblos indígenas, fueron asesinados en 1683 por llevar el mensaje de paz del Evangelio. Que el ejemplo de estos mártires nos ayude a dar testimonio de la Buena Noticia sin compromisos, dedicándonos generosamente al servicio de los más débiles. ¡Un aplauso para los nuevos beatos!”
Finalmente su saludo a todos los presentes, romanos y peregrinos, y en particular a los lectores y ministrantes de Dobra, Polonia; a los estudiantes de Slavonski Brod, Croacia; a los fieles albaneses con sus párrocos y al equipo itinerante del Camino Neocatecumenal en Albania.
También a los fieles de Nápoles, Ascoli Piceno, Perugia y Catania, y a los confirmandos de Tremignon y Vaccarino, diócesis de Vicenza, con su habitual deseo de un feliz domingo, y su pedido de oración por él.