El fútbol turco atraviesa una crisis sin precedentes tras revelarse que más de 300 árbitros estarían implicados en apuestas deportivas, según confirmó la Federación de Fútbol de Turquía (TFF).
De los 571 oficiales activos, 371 habrían apostado de forma directa, y más de 150 lo hicieron de manera constante, violando las normas internacionales.
El presidente de la TFF, İbrahim Hacıosmanoğlu, calificó el caso como “una crisis de integridad sin precedentes” y anunció sanciones ejemplares.
Este escándalo ha generado indignación nacional y reabre el debate global sobre la corrupción en el deporte y la urgencia de reforzar los controles de ética y transparencia en el arbitraje profesional.
