El gobierno de Donald Trump revocó las visas de seis extranjeros que, según funcionarios estadounidenses, hicieron comentarios burlones o minimizadores sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. El Departamento de Estado determinó que estas personas deberían perder sus visas tras revisar sus publicaciones en redes sociales y videos relacionados con el trágico suceso. Los seis individuos eran originarios de Argentina, Brasil, Alemania, México, Paraguay y Sudáfrica, aunque no fueron identificados públicamente.
El asesinato de Kirk ocurrió el 10 de septiembre en un campus universitario de Utah, mientras daba una conferencia. En medio del luto nacional, el presidente Trump otorgó a Kirk, de manera póstuma, la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil de Estados Unidos. Durante su funeral, Trump lo describió como un «gran héroe estadounidense» y un «mártir» de la libertad.
El anuncio de la revocación de visas se produjo en un contexto de creciente tensión, donde la administración de Trump y sus seguidores atacaron públicamente a aquellos que hicieron comentarios negativos sobre Kirk. Esta reacción provocó despidos y medidas disciplinarias contra periodistas, profesores y otros, lo que desató preocupaciones sobre la libertad de expresión en el país.
El Departamento de Estado justificó su decisión afirmando que se trata de defender las fronteras, la cultura y los ciudadanos estadounidenses. El secretario de Estado, junto con Trump, reiteró que aquellos extranjeros que celebren actos violentos contra estadounidenses serán expulsados, reafirmando su compromiso con el cumplimiento estricto de las leyes de inmigración del país.
