Por: Dra. Emma Karina Millán Bueno.
En las últimas décadas, nuestro país inició un proceso de democratización para proveer de mayor legitimidad a nuestros gobiernos, fomentar la participación ciudadana y alcanzar mejores niveles de desarrollo.
En dicho proceso hemos pasado por muchas dificultades, sin embargo, hemos aprendido que nuestro sistema democrático implica la mejora y fortalecimiento de nuestras instituciones.
En México, la corrupción y la falta de transparencia gubernamental han sido una limitante más para lograr los niveles de desarrollo necesarios para sacar a más de 50 millones de mexicanos de la pobreza.
En este contexto, se realizan esfuerzos por establecer el sistema nacional anticorrupción, que sin duda fomenta a tener administraciones públicas más eficaces y eficientes y generen una mejor rendición de cuentas.
Si bien reconocemos lo valioso e importante de dicho sistema, es necesario señalar que todavía queda mucho por hacer, y una tarea pendiente, es establecer mecanismos de participación ciudadana que permitan generar mayor credibilidad hacia las instituciones, así como la participación de la sociedad en la toma de decisiones.
Estoy convencida que los procesos de fortalecimiento institucional deben de ir de la mano con la ciudadanía, es necesario generar redes de colaboración con los distintos actores locales que permitan un acercamiento entre sociedad y gobierno.
Es por ello, que considero de suma relevancia abrirle las puertas del H. Congreso a la sociedad y consolidar el binomio sociedad y gobierno, porque solo así logrará un verdadero fortalecimiento institucional.
Por lo mencionado con antelación, deben trabajar juntos para lograr el fortalecimiento institucional del Congreso del Estado, para que ejerza sus funciones con el respaldo de la sociedad, pues mediante la emisión de leyes y decretos, el legislativo se ocupa de crear y recrear constantemente un marco de acción para las principales relaciones económicas, políticas y sociales del Estado.
El Poder Legislativo es un órgano fundamental de la democracia constitucional, integrado por representantes de los habitantes de este Estado. Esta naturaleza representativa podría bien ser expresada como la voz del pueblo en los asuntos públicos, pues es aquí donde se delibera, en un ambiente de pluralidad constituido por múltiples manifestaciones humanas, sociales, culturales y políticas susceptibles de dar forma a un reflejo de la sociedad.
Por esta razón, el Congreso del Estado debe ser un ejemplo de una institución de puertas abiertas para con la ciudadanía, para establecer la agenda pública.