La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide y el Museo Nacional de Antropología fueron reconocidos con los premios Princesa de Asturias en las categorías de Artes y Concordia, respectivamente. En representación del museo asistieron su director, Antonio Saborit, y la presidenta del patronato, Madeleine Bremond. La ceremonia se celebró en el Teatro Campoamor de Oviedo, presidida por los reyes de España, en un ambiente solemne y festivo que reunió a destacadas figuras de la cultura y las ciencias.
Durante su discurso, Iturbide reivindicó el valor de los pueblos indígenas y el sincretismo mexicano, subrayando que su obra es fruto de la espontaneidad. “Nunca he construido ninguna imagen; todas han sido el resultado del azar o de un encuentro”, declaró. La artista reflexionó también sobre el carácter interpretativo de la fotografía: “La fotografía no es la verdad, sino la interpretación de una realidad que el artista aprehende en función de sus conocimientos, sus emociones, sus sueños y su intuición”.
Esta edición de los premios fue especialmente significativa para México, ya que por primera vez dos galardones recayeron en el mismo año en ciudadanos e instituciones del país. En el pasado, figuras como Eduardo Matos Moctezuma, Alma Guillermoprieto, Carlos Fuentes y Juan Rulfo también han sido reconocidos. Asimismo, instituciones como la UNAM, el Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara han recibido este prestigioso reconocimiento.
Iturbide, nacida en 1942 en la Ciudad de México y discípula de Manuel Álvarez Bravo, ha construido una trayectoria internacional que abarca los cinco continentes, retratando especialmente el mundo indígena mexicano. En su intervención, recordó la influencia que la Guerra Civil Española tuvo en la cultura de México con la llegada de intelectuales como Luis Buñuel, y subrayó que su obra refleja el sincretismo que caracteriza al país: la unión entre las raíces indígenas y la herencia europea.
La fotógrafa aprovechó la ocasión para enviar un mensaje político y cultural, señalando que “el arte fotográfico no conoce fronteras, ni tiene pasaporte, ni necesita visas”, en alusión a las políticas restrictivas de algunos gobiernos. Con su característico tono poético, advirtió sobre la importancia de defender la libertad de creación y pensamiento frente a los intentos de censura o limitación del arte.
En la ceremonia también intervinieron otros premiados, como el escritor Eduardo Mendoza, quien recibió el galardón en Letras, y el filósofo Byung-Chul Han, premiado en Comunicación y Humanidades, cuyo discurso fue una dura crítica al neoliberalismo y la falsa libertad moderna. Han advirtió que vivimos “en un régimen despótico neoliberal que explota la libertad”, provocando agotamiento y vacío existencial en las sociedades actuales.
La princesa Leonor de Asturias cerró el evento expresando su admiración por los galardonados y destacó la relevancia del Museo Nacional de Antropología como guardián del legado prehispánico de México. Asimismo, reconoció la fuerza y simbolismo del trabajo de Iturbide, especialmente en sus retratos de mujeres indígenas como la zapoteca de las iguanas y la Mujer Ángel. En un discurso lleno de emoción, afirmó que “México está muy presente en este teatro Campoamor”, consolidando así el vínculo cultural entre ambos países.
