Han pasado 50 años desde que un joven Guillermo del Toro descubrió Frankenstein, la icónica novela gótica de Mary Shelley. Desde entonces, la criatura ha acompañado al cineasta tapatío como una sombra persistente. “Absolutamente en todas mis películas desde Cronos hasta Pinocho hay temas en común con Frankenstein. Todo me lleva hasta aquí”, confesó en entrevista con La Jornada sobre su nueva película, una de las adaptaciones más fieles y personales del clásico literario.
El realizador explicó que dar vida a este proyecto fue un proceso largo y exigente: “Requirió cinco décadas de espera, más de 100 días de rodaje, cientos de vestuarios, cuatro países, veintitrés locaciones canadienses, dos mil 830 días para construir el laboratorio y mil 200 para la torre. Pero sobre todo, mucha paciencia”. Con esta cinta, Del Toro reafirma su lugar entre los directores más meticulosos y visualmente poderosos del cine contemporáneo. “Para mí, sí. Ésta es la culminación de una parte de mi vida y mi carrera”, dijo al ser cuestionado sobre si Frankenstein representa su visión cinematográfica más completa.
La película fue presentada en el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde el público pudo apreciar la reinterpretación del monstruo clásico con la sensibilidad característica del director. En su versión, el ser creado por Victor Frankenstein (interpretado por Oscar Isaac) adquiere una profunda humanidad, mientras que su creador se revela como el verdadero villano. El elenco lo completan Jacob Elordi, en el papel de la criatura, y Mia Goth como una luminosa Elizabeth. “Cien por ciento estuve atento a los accidentes o casualidades para revelar la voluntad misma de la película”, comentó Del Toro sobre su proceso creativo.
El cineasta también abordó las lecturas simbólicas de la historia, particularmente su relación con la maternidad y la creación. “Es más bien esa angustia de la oración sin la injerencia femenina y la fusión de la muerte y el nacimiento”, explicó, recordando el contexto en que Shelley escribió la obra. Durante la proyección en Morelia, Del Toro compartió un mensaje con el público mexicano: “Cuando era niño y muy católico pensé en contar la historia de Dios padre y Dios hijo unidos por la investigación del dolor y la muerte, pero a través de Frankenstein. Con el tiempo, entendí que uno termina siendo el héroe y el villano de su propia película, pero también que la redención nunca llega tarde”.
Finalmente, el director adelantó que, tras cerrar este ciclo creativo, ya trabaja en nuevos proyectos. “Me siento como en postpartum, buscando horizontes nuevos”, señaló. Entre sus próximos planes figuran una versión en stop motion de El gigante enterrado, del escritor Kazuo Ishiguro, y una adaptación cinematográfica de Furia, protagonizada por Oscar Isaac. “A principios de noviembre estaré por la capirucha”, adelantó con humor el cineasta, quien, una vez más, vuelve a colocar a México en el centro de su universo creativo.





















