Irene González

Culiacán, Sinaloa.- La divisa “Tecnológico Nacional de México-Instituto Tecnológico de Culiacán” fue develada en letras doradas en el Muro de Honor del Congreso del Estado, en reconocimiento a su invaluable labor al dar acceso a la educación superior técnica y creativa a varias generaciones de sinaloenses.

El diputado Feliciano Castro Meléndrez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Poder Legislativo, sostuvo que la pedagogía de la ingeniería, la técnica y la ciencia del Instituto

Tecnológico de Culiacán pone en el centro el desarrollo científico y tecnológico de la nación.

Advirtió que los jóvenes están convocados a cultivar la espiritualidad y prepararse desde una perspectiva humanista para generar bienestar social sin ser indiferentes al dolor humano.

El presidente de la Mesa Directiva, diputado Ricardo Madrid Pérez, indicó que el único objetivo de la Sesión Solemne 195 fue dar cumplimiento al Decreto Número 534, por el cual se inscribe para la posteridad el nombre en el Muro de Honor de tan gloriosa institución educativa en Sinaloa.

Graciela Domínguez Nava, secretaria de Educación Pública y Cultura en representación del gobernador Rubén Rocha Moya, afirmó que conmemorar el legado del prestigiado Instituto Tecnológico de Culiacán es un acto de gratitud y justicia para una institución que ha dado tanto para Sinaloa, referente educativo por ser semillero de excelentes profesionales y pionero en la investigación científica y tecnológica en la región.

Recordó que sus orígenes se remontan a 1963 cuando el ingeniero Víctor Bravo Ahúja, secretario de Educación Pública, se comprometió con el ingeniero Luis Cisneros a crear esta institución.

Dicha promesa se cristalizó cuando en 1965 el gobernador Leopoldo Celis Sánchez Celis firmó un convenio con el gobierno federal en el que se comprometió a aportar el terreno donde se construiría, así como la mitad del valor total de dicha obra.

En 1966 la Secretaría de Educación Pública inició la construcción del Instituto Tecnológico de Sinaloa, como se le llamaba en ese entonces, y en 1967 concluyó su primera etapa. Los artífices de la obra fueron el arquitecto Jaime Sevilla Poyastro y el ingeniero Arturo Ortiz.

El Profesor Ramón Jiménez López, director general del Tecnológico Nacional de México, recordó que esta institución educativa inició labores en septiembre de 1968, en tanto que las clases dieron inicio el 4 de noviembre del mismo año, cuando este plantel recibió sus primeros 273 estudiantes ofreciendo inicialmente dos carreras.

Destacó que el crecimiento ha sido significativo en tamaño y en impacto albergando actualmente una población estudiantil de alrededor de 5,377 alumnos y ofreciendo un abanico de 11 carreras, tres programas de posgrado, dos de maestría y uno de doctorado.

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