La Importancia Cultural y Económica en torno a la cosecha de la Pitaya Sahuira (Stenocereus montanus) en Sinaloa se estudió en un proyecto de investigación realizado por un grupo de investigadores de la Facultad de Biología de esta Máxima Casa de Estudios sinaloense, encabezado por el doctor ambientalista, Bladimir Salomón Montijo, el cual culminó con la publicación de un artículo en la revista de investigación Journal of the Professional Association for Cactus Development.

De acuerdo con el investigador, el objetivo fue determinar la importancia sociocultural y económica en torno a la cosecha de este fruto proveniente de las cactáceas en dos localidades del estado: San José del Llano, Badiraguato y rancherías del municipio de Chóix en Sinaloa; al ser una de las plantas silvestres más importantes para México y por los pocos estudios que evalúen el valor de su cosecha y comercialización de las especies locales.

“Dentro de esta familia de las cactáceas hay un grupo de plantas muy características que son las columnares (…), y dentro de ese grupo hay un género muy importante y característico que es el género que da las pitayas (…). Para México existen tres especies que producen pitayas y para Sinaloa tenemos el registro de siete especies que la producen, pero de esas, tres son de las más importantes que tienen relevancia económica, ecológica y cultural”, expuso Salomón Montijo.

Por lo anterior, este grupo de investigadores conformado por Paola Yazmel Rivera Aguirre, Yulisa Rodríguez López, Heréndira Flores Almeida, Roberto Carlos Cárcamo Aréchiga y Juan Fernando Pío León, llevó a cabo un estudio de campo entre 2019 y 2021 en las comunidades mencionadas durante los meses de cosecha en mayo y julio, para monitorear el proceso de cosecha y venta de pitayas con el fin de realizar encuestas semiestructuradas con habitantes dedicados a dicha actividad.

Como parte de los resultados se obtuvo una comparación de atributos de la cosecha de Stenocereus montanus como la cantidad diaria correspondiente a 8.5 docenas cosechadas por persona entre ambas comunidades; el tiempo invertido en horas que en San José del Llano es de dos, mientras que en Chóix es de cuatro.

En ambas localidades los sitios de aprovechamiento son espacios de terreno que también se utilizan para la ganadería extensiva y se les han eliminado gran parte de sus componentes forestales, preservando las plantas de pitaya.

Asimismo, el artículo de investigación arroja las diferencias en la práctica de las cosechas entre ambas comunidades, las cuales pueden atribuirse a factores geográficos y culturales.

“La principal diferencia es que, mientras que en San José del Llano la cosecha se realiza de manera distinta o en conjunto entre hombres y mujeres, en Chóix se encuentra casi exclusivamente por hombres, independientemente de factores culturales, lo anterior puede atribuirse en parte a que en San José del Llano las poblaciones se encuentran homogéneamente dispersas en todo el “llano” (…) Por otro lado, en las comunidades de Choix, las poblaciones de alta productividad se encuentran en lomeríos más dispersos y alejados de las comunidades, lo que implica un mayor esfuerzo de traslado y colecta, por lo que la labor es asignada principalmente a los hombres”, se dice también en el artículo.

Como conclusión se argumenta que las pitayas constituyen uno de los productos de aprovechamiento más importante en el estado de Sinaloa y en México; así como que en las comunidades estudiadas su cosecha representa tradición anual motivada por el sabor de los frutos, pero, sobre todo, por el alto valor económico en la temporada de estiaje.

Finalmente, los investigadores determinaron que “se deben incentivar mayores esfuerzos de cultivo y domesticación en las especies del noroeste de México que permitan realizar un mayor aprovechamiento sustentable” además de ejercer una menor presión ecológica a las poblaciones silvestres.

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