La Caravana Migrante “Por la Libertad” reanudó su viaje hacia la Ciudad de México este martes, luego de pasar tres días de descanso en el municipio de Pijijiapan, Chiapas. El grupo, que originalmente contaba con más de mil integrantes, ahora se reduce a unos 400 migrantes que partieron el 1 de octubre desde Tapachula, en la frontera con Guatemala, buscando escapar de las condiciones precarias que enfrentaban en el sur de México. El trayecto de 150 kilómetros, que en automóvil toma solo dos horas, ha tomado más de nueve días de caminata.
El siguiente destino es Tonalá, ubicado a casi 80 kilómetros de Pijijiapan, un trayecto que podría tomar entre tres y cuatro días. A pesar de los esfuerzos, los migrantes han enfrentado numerosas dificultades físicas y emocionales durante su jornada. Nely González, una de las participantes de la caravana, denunció que, aunque cuentan con una ambulancia de la Secretaría de Salud, la policía les impide recibir atención médica cuando la necesitan, lo que aumenta aún más el sufrimiento de los migrantes.
La situación de los migrantes se complica con la intervención del Instituto Nacional de Migración (INM), que ha deportado a varias familias con niños hacia Tapachula, supuestamente para otorgarles documentos. Sin embargo, los migrantes que aún permanecen en la caravana solicitan principalmente un permiso de tránsito para avanzar hacia el centro y norte de México, no para regresar a la frontera sur. González indicó que las autoridades están buscando desgastar al grupo, ya que, durante su estancia en Pijijiapan, varios migrantes no pudieron cobrar sus remesas en tiendas de conveniencia, pues se les informó que había instrucciones de no procesar sus pagos.
A diferencia de otras caravanas, este grupo no busca llegar a Estados Unidos, debido al endurecimiento de las políticas migratorias bajo la administración de Donald Trump. Su principal objetivo es encontrar un lugar en México donde puedan trabajar y enviar dinero a sus familias, especialmente aquellos que provienen de Cuba. Esta es la décimo sexta caravana que intenta avanzar desde la frontera sur de México desde el inicio del mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum, aunque la mayoría de estas movilizaciones han sido disuadidas en los estados de Chiapas y Oaxaca.
