El Papa León XIV presidió este domingo la tradicional Misa por los fieles difuntos en el Cementerio del Verano, uno de los camposantos más antiguos de Roma, donde cientos de creyentes acudieron para rendir homenaje a sus seres queridos fallecidos y orar por sus almas.
Durante la ceremonia, marcada por un ambiente de recogimiento y esperanza, el Santo Padre reflexionó sobre el valor de la memoria y la fe cristiana ante la muerte. “A todos los seres queridos que han dejado este mundo los llevamos siempre con nosotros en la memoria del corazón”, expresó ante los asistentes.
Sin embargo, el Pontífice recordó que la fe va más allá del recuerdo emocional: “La fe cristiana, fundada sobre la Pascua de Cristo, nos invita a mirar la muerte como una puerta hacia la plenitud de la vida”.
En su homilía, el Papa destacó que la resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza cristiana y la garantía de que la vida no termina con la muerte:
“Es la esperanza fundada en la resurrección de Jesús, que ha vencido la muerte y ha abierto también para nosotros el paso hacia la plenitud de la vida. Sin su amor, el viaje de la vida sería un vagar sin meta, un trágico error con un destino perdido”.
Bajo el lema “La caridad vence la muerte”, León XIV subrayó que el amor es el puente que une a los vivos con quienes ya partieron.
“La caridad vence la muerte. En la caridad Dios nos reunirá junto a nuestros seres queridos. Si caminamos en la caridad, nuestra vida será una oración que nos une a los difuntos en la espera de reencontrarlos en la alegría eterna”, afirmó.
El Papa concluyó su mensaje alentando a los fieles a vivir con amor, esperanza y servicio hacia los demás, recordando que cada obra de caridad mantiene viva la conexión con quienes han fallecido.
En un ambiente profundamente espiritual, los fieles encendieron velas y elevaron oraciones, simbolizando que la luz de la fe y la caridad nunca se apagan, ni siquiera ante la muerte.
