Hablarle a los perros con voz aguda, exagerada y llena de diminutivos no es solo una costumbre graciosa de los dueños. Diversos estudios han demostrado que los animales reaccionan de manera distinta a este tipo de comunicación: prestan más atención, permanecen cerca y muestran señales claras de felicidad. Este tono, conocido como dog-directed speech, funciona como un puente emocional que refuerza el vínculo entre humanos y mascotas.
Investigaciones de la Universidad de York confirmaron que los perros se sienten más atraídos hacia quienes les hablan con voz aniñada, sobre todo si se mencionan palabras clave como “paseo” o “galletita”. Además, estudios con resonancia magnética mostraron que el cerebro canino responde con mayor actividad en áreas vinculadas a la emoción y la atención cuando escucha voces cálidas y agudas, especialmente femeninas.
El efecto no es solo conductual, también es biológico. Experimentos de la Universidad de Azabu en Japón comprobaron que durante interacciones afectivas entre humanos y perros aumenta la oxitocina en ambos, la llamada “hormona del amor”. Este intercambio químico refuerza la sensación de compañía y explica por qué los dueños sienten que sus mascotas los entienden al hablarles de manera tierna.
Los especialistas llaman a este fenómeno “lenguaje afectivo”, en el que lo que importa no es el contenido literal de las palabras, sino la carga emocional que transmiten. Este tono funciona muy bien para saludar, premiar o jugar, aunque advierten que no debe usarse en todo momento. Situaciones de riesgo o entrenamiento requieren una voz firme y grave que transmita límites de forma clara.
La clave, según los expertos, está en el equilibrio: la voz cariñosa es ideal para fortalecer la conexión emocional y generar confianza, pero debe complementarse con registros más serios cuando se trata de disciplina o seguridad. Así, los dueños pueden aprovechar lo mejor de ambos mundos para comunicarse eficazmente con sus perros.





















