+ A pesar de que lo denunció, el caso no avanza y su marido sigue en libertad, lo que la pone en riesgo a ella y su familia

Bernardo Hurtado

Culiacán, Sinaloa.- El matrimonio es la palabra que engloba las promesas, los compromisos, la historia y el futuro de dos personas que dan vida a una unión a base de la amistad y el amor.

Al inicio, Monserrat y su esposo formaban parte de uno, pero esto iniciaría a esfumarse incluso antes del pasado 10 de mayo, donde en su vivienda todo cambió.

“Yo ya tenia como indicios desde días antes que yo ya no quería estar ahí, ya estaba como dándome cuenta de muchas cosas y yo le pedí a él que me dejara ir, que me dejara salir de la casa, que me dejara que me fuera porque yo días antes ya le había dicho”.

Sintiendo que era propiedad de su esposo, en una habitación en busca de una maleta una veladora encendió, y minutos después pudo escuchar: ¿Me quieres matar verdad? ¿Quieres jugar? Vamos a jugar.

“Entonces agarró la botella de alcohol, me tiró sobre el piso, puso sus piernas arriba de mí para que no me moviera, y agarró el encendedor y me prendió fuego. Yo prendida, o sea todavía con el fuego en el cuerpo alcancé a agarrar el celular y le marqué a una amiga mía y le dije: el Octavio me roció alcohol y me prendió con un encendedor”.

Creyendo se percató de la llamada, él inició a extinguir el fuego de su ropa, la cual se había pegado a la piel, y tras una llamada al 911 informando, ya no tuvo acceso a su celular, pidiendo a su esposo la llevara a atenderse.

“Le dije: por favor, yo no voy a decir nada, llévame a atender, le dije: yo no voy a decir, llévame. Y fue cuando llegamos a la cruz roja, en la cruz roja ya nos estaban esperando, y sí llegaron los policías, llegaron, me preguntaron, pero él siempre estaba a lado mío, o sea separaditos pero siempre me miraba, y yo dije, mi declaración fue: me quemé yo, porque yo le dije a él: llévame, llévame yo voy a decir, pero quería que me atendieran, era demasiado el dolor que tenía”.

Habiendo sido hospitalizada, continuando viviendo con él al salir yendo a terapia, dejó su vivienda sin nada un lunes desconectando cámaras, interponiendo demanda ese mismo día.

Actualmente Monserrat está cuidando sus heridas, informando tiene secuelas por la mala cicatrización, no pudiendo mover su brazo. Aun con la sensación de libertad, le cuesta dormir por las pesadillas, las cuales declara reviven el dolor.

Siendo atendida psicológicamente, pagando su tratamiento con dinero que declara no tiene, compartió no siente que haya seguimiento a su caso, estando su esposo aun en libertad.

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