El Día de Muertos es una festividad mexicana que combina elementos de la cosmovisión prehispánica con la religión católica, y que, según la Unesco, celebra “el regreso temporal de los seres queridos difuntos”. En torno a esta conmemoración, una de las expresiones culturales más representativas es la creación de calaveras literarias, versos humorísticos que reflejan la peculiar manera en que los mexicanos enfrentan la muerte con ingenio y alegría.
Las calaveras literarias son epigramas o composiciones poéticas breves que utilizan la muerte como pretexto para realizar parodias de personajes o acontecimientos sociales, políticos y culturales. De acuerdo con la Universidad Iberoamericana de Hidalgo, se distinguen por su ironía, sutileza y musicalidad, y suelen estar acompañadas de ilustraciones de La Catrina, ícono del Día de Muertos. La Real Academia Española define los epigramas como poemas breves de tono festivo o satírico, características que las calaveras han sabido mantener a lo largo del tiempo.
Su origen se remonta al siglo XIX, cuando comenzaron a publicarse en medios impresos como el periódico El Socialista de Guadalajara en 1879. En sus inicios, se conocían como “panteones” y fueron en ocasiones objeto de censura, ya que servían también para expresar inconformidad social o política. A través del humor y la sátira, los autores criticaban a figuras públicas o situaciones de su época, convirtiendo estas composiciones en una forma de resistencia cultural.
Durante el periodo posterior a la Revolución Mexicana, las calaveras adquirieron una relevancia especial. Publicaciones y artistas aprovecharon su tono burlón para aludir a personajes reconocidos como Diego Rivera o Rodolfo Gaona. En la década de 1940, el Taller de Gráfica Popular —colectivo integrado por artistas como Alfredo Zalce y Pablo O’Higgins— impulsó su difusión, combinando poesía y arte visual para fortalecer esta expresión popular.
Hoy en día, las calaveras literarias siguen siendo una tradición viva en México. Cada año, en vísperas del Día de Muertos, niños y adultos escriben estos versos para rendir homenaje a la muerte desde la creatividad y el humor. Más que simples poemas, representan una forma única de reafirmar la identidad mexicana y la manera en que el país celebra la vida a través del recuerdo y la palabra.
