Lamar Jackson firmó una actuación brillante en la victoria 28-6 de los Ravens sobre los Dolphins, completando 18 de 23 pases sin intercepciones y demostrando su liderazgo en cada jugada.
El mariscal recuperó su mejor versión y contagió confianza a un equipo que necesitaba reencontrarse con su estilo dominante.
Con esta victoria, Baltimore recupera identidad y esperanza. Si mantienen el nivel mostrado, los Ravens pueden soñar con la postemporada.
Lamar no solo ganó un partido: recuperó el respeto, la credibilidad y el papel de líder que lo ha convertido en una de las figuras más electrizantes de la NFL.






















