Adolfo Ríos trata de liberarse. Aún así, escucha el barullo de la golpiza en el estadio La Corregidora mezclado con los recuerdos que no ha podido ordenar, es cuando se le revela por un instante en su mirada una sombra de melancolía.
Cuando vi a dos personas corriendo en el foso, que no tiene ninguna salida, me decido a brincar del palco. Eran del Atlas y ya estaban ensangrentados, pidiendo clemencia con las manos mientras otros saltaban para cerrarles el camino y golpearlos. Es cuando enfrento a los agresores al gritarles que era directivo de Gallos y que se calmaran, por fortuna me reconocieron y los dejaron en paz”.
La gente del Atlas se le acercaba para que los protegiera. esto pasó detrás de las bancas y él ayudó a que salieran en camilla rumbo al hospital a donde incluso fue a visitarlos en los días posteriores.
Cuenta Ríos, quien era el director general de Gallos de Querétaro, actualmente inhabilitado cinco años de cualquier cargo directivo por este suceso, que no ha podido dormir desde hace una semana.
Sabe que todos estos contratiempos tienen un trasfondo y espera las averiguaciones, porque aclara que la porra de Gallos, liderada por Amilcar Rafael, no tenía ayuda de la directiva. “Conocía al líder y a varios miembros de la porra, tal es así que en ningún video aparecen, el 90 por ciento de ellos estaban en la parte superior, si no, otra cosa peor hubiera pasado”.
Por lo tanto, los hechos como sucedieron no dejan de ser un latigazo de extrañeza, porque nunca antes había visto tal comportamiento en un estadio.
La primera bronca fue en la cabecera sur, posterior, se arma otra gresca en la esquina de la cabecera norte con gente de Gallos y en tres minutos explotó todo, eso es lo que me parece más extraño, que en un breve tiempo hubiera tal coordinación para producir el caos”.
En cierta medida trata de desmarcarse de este episodio al recalcar que su trabajo constaba en lo deportivo y no en lo operativo del club. Tres días antes, con protección civil se acordó que no habría policías al interior del estadio, sólo elementos de seguridad privada y la mañana antes del partido, hubo otra reunión con representantes de la Femexfut que avalaron tanto el número de vigilantes como los protocolos.
Aquí el problema fue que falló la seguridad”, discurre Ríos, “todo estaba dentro de los parámetros. Había 358 personas de seguridad privada, 150 de policía municipal, 100 de la estatal, más 105 elementos para recibir a la gente, hablamos de más de 700 personas. El índice arroja que por cada 50 aficionados debe existir un guardia, y nosotros estábamos con un vigilante por cada 22, ese día la entrada fue de 14 mil 400, estaba todo en orden”.
La Fiscalía de Querétaro, sin embargo, mencionó que el encuentro se inició con 290 elementos de seguridad al interior del estadio provistos por la empresa G.S.E.K9 que el mismo día reclutaba personal.
No tengo idea de esa empresa, eso no me compete, no es lo deportivo. Sé que por contrato debían proveer 358 elementos y eso consta en papeles”.
No son los mejores días para Adolfo Ríos que purga una inhabilitación severa a comparación de las barras que no fueron tocadas. Muchos aplaudieron su generosidad al saltar del palco para calmar la ira de los agresores, pero eso no quita que ni él mismo conozca los alcances de su sanción.
No hablé con Mikel Arriola, presidente de la Liga después de esto, tengo qué saber exactamente cómo es mi sanción porque aplicaba en un cargo deportivo, no sé si es sólo como directivo y puedo entrenar”.
Ríos espera que de todo esto resulten cosas mejores y se identifique a todos los que entran a un estadio.