Mazatlán, Sinaloa.-Para Oceana, la mayor organización internacional centrada exclusivamente en la conservación de los océanos, 1 de cada 3 muestras de pescado tomadas en Mazatlán no era la especie que se indicaba en el menú o la etiqueta.
Lo anterior, se explicó, una investigación detectó que el 31.6 por ciento de las 120 porciones de pescado analizadas en más de 35 restaurantes, supermercados y pescaderías en Mazatlán no correspondían con el nombre de venta.
Renata Terrazas, directora de campañas de transparencia de Oceana México, destacó que los resultados de Mazatlán nos indican que todos los días cientos de consumidores en esta ciudad son engañados al pedir una especie y recibir otra.
Terrazas, responsable de la investigación llamada Gato X Liebre, explicó que los niveles de sustitución en las muestras analizadas fueron menores en supermercados (8%) comparado con pescaderías (33%).
La investigación de Oceana, que es la primera de su tipo a esta escala hecha y publicada en Mazatlán, usó el método de identificación genética de ADN para examinar en laboratorio las muestras de pescado tomadas en más de 35 establecimientos de Mazatlán.
Se determinó que existía una sustitución de especies cuando el nombre común identificado genéticamente era distinto del nombre común con el que fue vendido.
Pedro Zapata, vicepresidente de Oceana México, dijo que el muestreo realizado no estuvo enfocado en ninguna especie en particular, por lo que permitió documentar una alta diversidad de especies comercializadas en Mazatlán, registrando al menos 39 especies distintas de peces que fueron vendidas bajo 23 nombres comerciales.
De acuerdo con la investigación realizada en Mazatlán, los pescados más sustituidos fueron el marlin y la sierra con 100% de sustitución cada uno, seguido por la curvina y el robalo con 65% y el pargo con 50%.
Los resultados de la investigación determinan que no hay certeza sobre lo que nos estamos comiendo, explicó Zapata.
Aunque el estudio sugiere que, en general, existe un 31.6% de sustitución en las especies de pescado en Mazatlán, los análisis realizados no permiten distinguir cuáles son las causas detrás de la sustitución de especies, tampoco si dicha sustitución es accidental o intencional.
Con la información generada, tampoco es posible determinar en qué punto de la cadena comercial ocurrió la sustitución de especies en las muestras.
Renata Terrazas señaló que existe la necesidad de garantizar el flujo de información sobre la identidad y el origen real de las especies a través de la cadena comercial y de establecer estándares en la trazabilidad de la información hasta el consumidor final.
Los directivos de Oceana aseguraron que las deficiencias en la cadena de custodia y comercialización de pescado permiten que exista la sustitución de especies, y abren las puertas para la comercialización de la pesca ilegal.