En Marruecos, la Selección Mexicana Femenil Sub-17 vivió un partido de auténtico suspenso ante Italia, con emociones, drama y penales que pusieron al límite a jugadoras y afición.
México mostró orden, carácter y una defensa impenetrable bajo la dirección de Miguel Gamero, quien ha sabido moldear a un grupo que juega con el corazón.
El encuentro tuvo de todo: goles anulados, penales decisivos y una portera que se vistió de heroína.
Valentina Murrieta fue la gran figura al detener dos disparos en la tanda de penales, dándole a México el pase a semifinales.
Su temple y liderazgo inspiraron al resto del equipo, que ahora se enfrentará a Países Bajos el 5 de noviembre por un boleto a la gran final.
Ya las vencieron en fase de grupos, pero ahora el reto será mayor: mantener la calma, creer en su fútbol y seguir soñando en grande.
Estas jóvenes demuestran que el futuro del fútbol femenil mexicano no solo está vivo, sino que late con fuerza.






















