Bernardo Hurtado

Culiacán, Sinaloa.- Los niños que se comportan agresivos con sus mascotas no lo hacen “por defecto de fábrica”, sino por conductas imitadas o modeladas por adultos cercanos, informó el psicólogo Miguel Ángel Avilés Castañeda, Maestro en psicoterapia psicoanalítica para Viva La Noticia.

Refiriendo la situación al concepto ‘relaciones objetales’, destacó son las primeras relaciones que se tienen en la vida, soliendo ser padres y madres ampliando después, o algún contenido en medios, de donde se imitan conductas.

“También puede ser que aunque los padres digan que en casa ellos no son violentos, no hay que olvidar que hay conductas que son conscientes, pero también conductas que son inconscientes. Muchas veces los papás aunque no alienten ciertas conductas, con su silencio o con sus omisiones muchas veces permiten ciertas conductas o actitudes en el niño”.

Si se ve que hay niños que maltratan a sus mascotas, rompan sus juguetes o las cosas que tienen a su alrededor, informó se podría pensar que se trata de niños con alguna situación de ansiedad, pero también podría significar situaciones del hogar o en su entorno de agresión, ira o violencia, siendo imitaciones de aprendizajes que han tenido.

“¿De qué manera pueden ayudar los papás? Pues primeramente ellos observarse a sí mismos y ver si acaso no son ellos los que dentro del ambiente familiar están promoviendo situaciones de violencia manifiesta, como gritos, reclamos, enojos, celos, etcétera, o bien si el niño está teniendo acceso a estos ejemplos a través de las redes sociales o de la televisión, o bien, que los padres también evalúen ellos su relación de pareja”.

Habiendo muchos tipos de violencia fuera de gritos y golpes, informó el menor puede llegar a percibirlos aunque los padres no los digan, y manifestarlos en su conducta.

Con ello, que una situación neurológica sería poco probable. También, que facilita evitar el reconocimiento de que algo no se está haciendo bien en la crianza el que los padres digan que hay un problema en el hijo, debiendo en tal caso evaluar un terapeuta el ambiente familiar y a los padres.

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