Un nuevo informe de Naciones Unidas reveló que Corea del Norte está recurriendo cada vez más a la pena de muerte, incluso contra personas sorprendidas viendo o compartiendo películas y series extranjeras, especialmente dramas surcoreanos. La investigación también señala un aumento en los trabajos forzados y mayores restricciones a las libertades de la población, en un país que vive bajo un estricto aislamiento.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos concluyó que, durante la última década, el régimen norcoreano ha reforzado su control sobre “todos los aspectos de la vida” de los ciudadanos. El informe se basa en más de 300 entrevistas con desertores realizadas en los últimos 10 años, quienes relataron que las ejecuciones por distribuir contenido extranjero han aumentado desde 2020.
Estas ejecuciones, según los testimonios, suelen llevarse a cabo mediante fusilamientos públicos con el fin de infundir miedo y evitar que la población infrinja la ley. Desde 2015, se han aprobado al menos seis leyes que amplían los delitos castigados con la pena de muerte, entre ellos el consumo y la distribución de medios extranjeros.
El jefe de la oficina de derechos humanos de la ONU para Corea del Norte, James Heenan, explicó en Ginebra que las ejecuciones se incrementaron tras las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19. Aseguró que el país vive una vigilancia cada vez más generalizada, impulsada por los avances tecnológicos y las políticas del líder Kim Jong-un.
El informe también recuerda que, cuando Kim asumió el poder en 2011, la población esperaba mejoras económicas y sociales. Sin embargo, tras el fracaso de la diplomacia con Estados Unidos en 2019, la vida diaria se ha deteriorado: casi todos los entrevistados aseguran que no tienen suficiente comida, que tres comidas al día son un lujo y que la pandemia agravó la escasez de alimentos.
Además de la hambruna, el gobierno tomó medidas drásticas contra los mercados informales y reforzó los controles fronterizos, llegando a ordenar disparar contra quienes intentaran escapar hacia China. Desertores entrevistados relataron que la esperanza inicial en Kim se desvaneció rápidamente, dando paso a una vida marcada por el sufrimiento y la represión.
La ONU pidió que la situación en Corea del Norte sea remitida a la Corte Penal Internacional, aunque reconoce que ello es difícil debido al bloqueo de Rusia y China en el Consejo de Seguridad. Pese a este panorama, el organismo insiste en que Pyongyang debe cerrar los campos de prisioneros políticos, abolir la pena de muerte y promover la educación en derechos humanos, subrayando que existe un “firme deseo de cambio” entre la juventud norcoreana.