Así como los grandes imperios de la humanidad han quedado reducidos a la sombra de su antigua gloria, los Patriotas de Nueva Inglaterra ahora son meras cenizas de una dinastía que dominó por casi dos décadas.

Bill Belichick, hasta hace no mucho tiempo considerado la mente más brillante en la historia del juego, se encuentra en su peor año como head coach al contar con sólo dos victorias en este punto de la campaña.

Las cosas no son las mismas en Foxborough desde que Tom Brady se marchó. La densa niebla de la derrota es la atmósfera de todos los días.

El equipo no funciona, pero más grave aún: su ofensiva está casi muerta.

A lo largo de 12 partidos en 2023, Nueva Inglaterra se encuentra al final de la liga en ofensiva anotadora. El equipo promedia 12.3 puntos por partido, una cifra reducida por tres semanas consecutivas sin poder anotar más de siete puntos en un partido.

Los libros de historia reconocen a los Buccaneers de 1977 como la peor ofensiva anotadora. En esa campaña, Tampa Bay tuvo récord de 2-12  y anotaron solo 7,4 puntos por juego.

Hoy enfrentan a la dura defensiva de los Steelers.

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