Irene González
Culiacán, Sinaloa.- Mi Casa Gestión Social Sinaloa logró recuperar 44 casas que ya se encontraban en un proceso judicial muy avanzado llamado de adjudicación por parte del Infonavit y a punto de desalojar a las familias que las habitaban.
María Eugenia Romero secretaria general de la organización dijo que lograron convenir con la institución lo que permitirá a los trabajadores reactivar sus créditos y empezar a pagar nuevamente su vivienda.
“Van a pagar sus viviendas en un plazo de 30 años, algunos en 20 años con pagos de 360 y 240 pagos respectivamente aunque el saldo sea a favor de Infonavit la casa queda totalmente liquidada, pero si el trabajador se detuvo en sus pagos se van a ir al final de la vida de su crédito entonces va a pagar más año pero eso dependerá de casa situación”.
María Eugenia Romero detalló que tenían un padrón 206 casos de familias en riesgo de perder su vivienda pero algunos han logrado reactivar su crédito, de tal manera que a la fecha el padrón actual es 120 casos que se estarán buscando llegar a una solución con las autoridades centrales del Infonavit.
Argumentó que en Sinaloa se tiene cartera vencida por falta de una Ley de Justicia alternativa de soluciones por lo tanto los trabajadores en el estado no tienen como regularizar sus problemas ante el Infonavit.
Jessica León integrante de la organización manifestó que en la Ciudad de México ya existe esta normatividad por ello es importante que tanto los diputados locales como federales impulsen esta ley para el estado de Sinaloa.
Dijo que ya le hicieron llegar un documento a la diputada Tatiana Clouthier para que desde la cámara de diputados se impulse ley y también buscaran un acercamiento con la diputada local Rosa Inés López presidenta de la comisión de Vivienda para que se haga lo propio desde el Congreso del Estado.
La señora Lorena López fue uno de los casos que se logró convenir con Infonavit ya que la empresa para la que trabajaba su esposo dejó de reportar a la institución las aportaciones durante muchos años.
La lucha para recuperar su vivienda fue de casi diez años lo que provoco un desgate emocional en su familia, a ella y a sus esposo los años se le vinieron encima y una de sus hijas le empezaron a salir manchas en el cuerpo por el estrés.
Todos los días se despertaban con el temor de que de un momento a otro llegarían a desalojarlos y tan solo el ruido de los camiones de la basura o de la coca cola los hacia brincar pensando que eran los de la mudanza.