El crimen organizado “busca la ventana rota de las campañas electorales para infiltrarlas y dominarlas”, advierte

Ricardo Monreal hizo un llamado para que el alto perfil de campañas negativas, que seguramente tendrá el proceso electoral, no rebase la frontera entre la virulencia política verbal y la violencia física.

Advirtió que “la delincuencia organizada se ha convertido en un elefante en nuestra sala, y es imposible invisibilizarlo u ocultarlo; así debemos asumirlo y enfrentarlo”.

El doctor hizo votos para que tanto los partidos políticos como las y los candidatos tengan la civilidad de medir las consecuencias inesperadas de sus campañas negativas, la sabiduría para distinguir entre la libertad de expresión y el instinto a la agresión, entre civilidad y barbarie.

Sobre todo, enfatizó en un artículo que compartió en redes sociales, “cuando el crimen organizado busca la ventana rota de las campañas electorales para infiltrarlas y dominarlas”.

Pero también, continuó el coordinador de Organización y Enlace Territorial de los Comités de la Defensa de la Cuarta Transformación, para que las familias de todas y todos los agentes de seguridad y procuración de justicia caídos en el cumplimiento de su deber, en todos estos años de guerra no convencional, encuentren justicia y paz interior.

Monreal expresó su solidaridad a todas las familias que han perdido a un ser querido en servicio. “Revaloremos a todas aquellas mujeres y hombres que trabajan en favor de la sociedad en esta labor que se convirtió en una actividad de alto riesgo”.

Recordó que el pasado 7 de septiembre inició el proceso electoral que nos conducirá a la elección más grande de nuestra historia, con más de 20 mil cargos en disputa en los tres órdenes de gobierno, con campañas que serán álgidas, intensas y especialmente agresivas en términos discursivos.

Dijo que en un mundo donde la información fluye constantemente y donde la transparencia es un valor que exige la ciudadanía, la seguridad pública adquiere un significado aún más relevante.

Monreal subrayó que esta materia es un fin esencial de todo Estado nacional, que nadie puede soslayar y menos ignorar, además de que será un tema recurrente en los tiempos por venir.

Consideró que el ataque directo a funcionarios responsables de la seguridad y la justicia es un límite infranqueable, irreductible y no tolerable en cualquier Estado de derecho que se precie de ser democrático.

“Aun si estos funcionarios llegasen a fallar, por corrupción, colusión o abuso, su eliminación artera es una frontera límite. Hablo de policías, fiscales y jueces, mujeres y hombres, en todos los órdenes y niveles de gobierno”.

Advirtió que no es solamente la persona del funcionario lo que se vulnera, sino la función que representa. Por ello, un atentado de este tipo se castiga con las penas máximas en cualquier país.

Es el caso del delegado de la Fiscalía General de la República en Guerrero, Fernando García Fernández, quien fue arteramente asesinado por un comando de sicarios cuando se dirigía a su oficina el pasado 12 de septiembre, en Chilpancingo, capital del estado.

García Fernández, recordó, se desempeñó como subdelegado en Aguascalientes y Morelos, y como coordinador de las unidades especializadas en terrorismo y en secuestro de la SIEDO, en la misma Fiscalía.

“Esta ejecución estuvo antecedida por otros 16 atentados fatales en contra de mandos y agentes de órganos y dependencias de seguridad y procuración de justicia en el mismo estado, durante el último semestre”, destacó.

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