¿Crisis o simple bache? Esa es la pregunta que rodea a Santiago Giménez en el Milán.
El delantero mexicano, fichaje estelar del club rossonero, atraviesa una racha sin gol que ha encendido la crítica de la prensa italiana, siempre dura e implacable.
Algunos cuestionan su capacidad para cargar con el peso de ser el “9” titular en un equipo histórico, mientras que otros señalan que sus aportaciones van más allá de las estadísticas: abrir espacios, arrastrar defensas y colaborar en el armado ofensivo.
El respaldo del entrenador sigue firme, le da minutos y confianza, pero en San Siro la exigencia es máxima: se piden goles, héroes
semanales y respuestas inmediatas.
Giménez sabe que este momento puede marcar un antes y un después en su carrera europea.
No es la primera vez que un delantero sufre un bajón en la Serie A, una liga táctica, dura y con defensas que no perdonan. Adaptarse requiere paciencia, pero también carácter y disciplina.
El reto de Santiago no es solo recuperar el gol, sino consolidarse como referente en un club que demanda grandeza.
La afición mexicana sigue de cerca su evolución con esperanza, consciente de que la línea entre un “goleador en crisis” y un ídolo en ascenso puede definirse en cuestión de semanas.






















