Dicen que “aunque la mona la vistan de seda, mona se queda”, y esto sucede en ciudades como Mazatlán, Culiacán y Los Mochis, donde a pesar de que el crecimiento, la modernidad y las expectativas educativas crecen, al parecer el nivel de educación cívica va a la baja.
Esto se puede comprobar cada vez que se registra una lluvia, ya que se registran inundaciones en zonas “históricas” en donde se amontona la basura que es tirada en las calles por personas que carecen del sentido común y arrojan sus desechos en la vía pública, en su mayoría fuera de bolsas y en horarios en los que el recolector no pasa.
Hoy, el alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, vivió en carne propia este problema que viene desde el seno familiar, ya que acudió a revisar las zonas inundables del puerto y se topó con la problemática que se ha vuelto un dolor de cabeza en las principales ciudades de Sinaloa.
“Es triste ver como se llenan de basura los colectores y alcantarillas de la ciudad tras cada lluvia”, expresó “El Químico” en redes sociales.
Y estas imágenes no son propias de Mazatlán, ya que hace días en Los Mochis, el Ayuntamiento daba cuenta de un sillón que fue arrojado en ductos de desagüe, muy a pesar de que la maquinaria municipal trabajó días antes en la limpieza de canales.
Labor en la que se invierte horas de trabajo pesado y miles de pesos que al parecer son tirados a la basura gracias a ciudadanos sin escrúpulos, que en realidad son verdaderos cerdos (con respeto a los animales) vestidos de blancas ovejas.