CIUDAD DE MÉXICO.

Las buenas sensaciones que vivió en México producen que la sonrisa de Ronaldinho aumente, siendo que esa, su peculiar característica, es un sello distintivo con el que se le reconoce en todo el mundo.

Al ingresar al Salón de la Fama del Futbol, volvió a México, siete años después de que jugara en la Liga MX con los Gallos de Querétaro, y echó a trabajar la memoria con los  goles que consiguió, particularmente en el Estadio Azteca contra el América.

En México he tenido buenos momentos que no olvido, pero siendo sinceros el mayor es cuando fuimos a jugar contra el América al Estadio Azteca, tuve la suerte de hacer dos goles, las cosas salieron bien y son instantes que guardo con mucho cariño”.

Coincidió en México con uno de sus mejores amigos, Rafael Márquez, con quien compartió vestuario y éxitos en el Barcelona entre el 2003 y 2008.

Márquez lo recordó como un símbolo del Barcelona, “el mágico que disfrutaba con el balón en los pies, el único que con esa sonrisa era capaz de cambiar el destino de los catalanes”.

Pero también tuvo un breve reflejo de 1999 cuando jóvenes los dos, se encontraron en la final de Copa Confederaciones.

Me dio Manuel Lapuente la importante tarea de marcarte o de tratar de hacerlo, no me quedó más remedio  que dejarte un recuerdito de la casa, pero ya empezabas a ser un líder de tu selección”.

Ronaldinho, conmovido, habló escuetamente, sacudido por las palabras de su amigo Rafael Márquez y del entorno enigmático de la noche.

Agradeció y antes de que le traicionara el llanto, se retiró del atril.

Mas temprano, Ronaldino se entristeció por los hechos violentos en el estadio La Corregidora.

He visto lo que pasó en Querétaro, es algo difícil de creer, no lo comprendo. Mando un fuerte abrazo a Querétaro, a todas las amistades que tengo ahí”.

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