Bernardo Hurtado
Culiacán, Sinaloa.- Las grandes calles ven en sus límites a las personas andar: unas disfrutando el día, otros aprisa por algún pendiente, y otras que ahí se dedican a laborar.
Rosario Acosta es una mujer que trabaja en la cercanía al Campus Buelna y al Hospital de la Mujer, donde es caracterizada por un olor conocido por todo mexicano: tamales de puerco, elote, picadillo, rajas y philadelphia.
“Pues yo ya tengo ahorita como 2 años aquí en esta, pero tengo más tiempo, pero entraba y salía, pero ahorita ya tengo dos años aquí”.
Si bien ella no prepara los tamales, sí que los vende, disfrutando esta acción a pesar de lo que llega a ser el calor, el cual si bien siente que se está quitando, lo ha sentido últimamente.
“Tengo tres días que ha hecho mucha calor porque ya estaba refrescando, pero ahorita se siente fresco, ahorita sí”.
Además de los tamales, una labor en su vida es el ser ama de casa, saliendo con ella también adelante, con lo que se gana.
Con sus hijos ya grandes y casados, ella pasa sus días vendiendo de 9 de la mañana a 5 de la tarde a la orilla de la calle Miguel Tamayo Espinoza de los Monteros, invitando a quienes gusten parar y disfrutar de los diversos sabores que tiene para ofrecer.