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¿Tirar o no tirar? La verdad detrás de las fechas de caducidad que confunde a millones

por | Ago 22, 2025

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Cuando abrimos el refrigerador y vemos productos con fechas vencidas, el dilema es común: ¿todavía se pueden consumir o es mejor tirarlos? Aunque muchos creen que las fechas impresas en los envases indican peligro para la salud, la realidad es que, en la mayoría de los casos, solo marcan el punto óptimo de sabor o frescura. En Estados Unidos, existen más de 50 variantes de etiquetas como «consumir antes de» o «vender antes de», sin una regulación federal clara que indique un criterio uniforme, lo que genera gran confusión.

El único producto cuya fecha está regulada a nivel federal son los preparados para lactantes. Todo lo demás queda a discreción de las empresas, que eligen sus propias metodologías para establecer fechas, desde modelos matemáticos hasta pruebas de laboratorio o simples estimaciones basadas en la competencia. El resultado: alimentos casi idénticos pueden tener fechas distintas de caducidad, alimentando la incertidumbre en los consumidores.

Las normativas estatales agravan el problema. Mientras algunos estados como Virginia exigen fechas en todos los productos lácteos, otros como Nueva York no exigen ninguna. Montana permite solo 12 días tras la pasteurización de la leche, mientras que Pensilvania permite 17. Esta disparidad se extiende también a huevos, mariscos, productos de mercados agrícolas y alimentos preparados en casa, lo que dificulta aún más la comprensión del sistema.

Este caos tiene consecuencias reales. Según la organización ReFED, cada año se desperdician cerca de tres mil millones de kilos de comida debido a la confusión sobre las etiquetas de fecha. Una encuesta de 2025 reveló que el 43% de los consumidores suele desechar alimentos solo por estar cerca o justo después de su fecha de caducidad, aunque muchos de estos productos aún son seguros para el consumo.

Los expertos insisten en que, salvo algunos casos como carnes crudas, mariscos, productos no pasteurizados y alimentos infantiles, la mayoría de los alimentos son seguros más allá de su fecha impresa. Productos congelados, condimentos, aceites y conservas sin abrir pueden durar años; los huevos refrigerados hasta cinco semanas; y los lácteos entre una y tres semanas tras abiertos. La clave, según los especialistas, es usar el sentido común: revisar olor, textura y apariencia.

Ante la confusión, California dará un paso al frente en julio próximo con una ley que simplificará las etiquetas a solo dos tipos: «consumir antes de» (para seguridad) y «consumir preferentemente antes de» (para calidad). Mientras tanto, el Congreso evalúa una ley federal que unifique los criterios a nivel nacional. Hasta que eso ocurra, abrir el refrigerador seguirá siendo una mezcla de intuición, olfato… y paciencia.

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