Donald Trump volvió a levantar polémica, esta vez con la NFL en la mira.
El presidente de Estados Unidos arremetió contra el nuevo formato de kickoff, calificándolo de manera despectiva como “Football Sissy”, un término con el que intenta ridiculizar y demeritar el rumbo que está tomando el futbol americano.
No es la primera ocasión en que Trump aprovecha el deporte como terreno de confrontación política y mediática; sus declaraciones apuntan directamente a la liga más poderosa del país, generando debate entre quienes apoyan la innovación en aras de la seguridad y quienes creen que se está perdiendo la esencia del juego.
El mandatario ya tiene un historial de intervenciones en el deporte profesional.
Durante su gestión, presionó a distintas ligas y franquicias para revertir decisiones históricas: exigió que equipos como los Cleveland Guardians y los Washington Commanders recuperaran sus nombres anteriores, y también pidió que Pete Rose fuera ingresado al Salón de la Fama del béisbol pese a las sanciones que lo marginan.
Con este nuevo episodio, Trump refuerza su estilo confrontativo, usando el deporte como un escenario más para enviar mensajes cargados de provocación, identidad cultural y política.